El Partido Popular se ha convertido en las últimas horas en un avispero agitado al ritmo de los anuncios de mociones de censura contra Mariano Rajoy. Pedro Sánchez cogió el teléfono y removió los contactos con el resto de grupos políticos. Podemos añadió presión al tentar a Ciudadanos con una moción copiada a su propuesta. Y Génova fue a mediodía un hervidero de llamadas entre dirigentes y cuadros medios, que ven cada vez con mayor nitidez que la pinza para echarles de La Moncloa es factible. Porque si durante el fin de semana la cúpula logró contener los ánimos asegurando que la propuesta de Sánchez no tenía visos de prosperar, Génova hizo saltar las alarmas cuando ayer Pablo Iglesias recogió el guante de Albert Rivera, atrapando a todos. «Nos han puesto fecha de caducidad», comentó a ABC un alto cargo del Gobierno, muy escéptico con el futuro inmediato de Rajoy. «No sé si llegaremos al 15 de junio», continuó precipitándose por la tendencia nefasta de un partido acorralado por los casos de corrupción y sentenciado ahora por la Gürtel. Los esfuerzos en estos momentos de Rajoy y de la dirección del PP están centrados en convencer a los partidos más cercanos, Ciudadanos y PNV, para que no se dejen arrastrar por Sánchez. Los populares censuran que Sánchez ha convertido la gobernabilidad de España en «una subasta». Fuentes parlamentarias apuntaron a que el líder de Ferraz ha propuesto a Rivera elecciones en otoño y entrar ahora en el gobierno. Por otra parte, se alude a que el grupo vasco busca algún compromiso sobre el debate territorial. En el círculo del presidente se empieza a asumir ya que si la moción de censura prospera, Rajoy se irá a casa La tensión es muy superior a la vivida en los días previos a la votación de Presupuestos. «El lunes puede haber un gobierno de izquierdas», se admite abiertamente. Una vez más, Rajoy confía su futuro inmediato al PNV, también a Cs, convencido de que ninguno de los dos está por la inestabilidad que provocaría el derroque del Gobierno y un horizonte difuso. Pero también saben que ninguno quiere quedarse solo apoyando al PP. Las urnas, insisten en La Moncloa, no garantizan que pueda a haber un gobierno claro. Al contrario, el Gobierno apeló ayer a la responsabilidad para evitar ese escenario turbulento que puede afectar a la recuperación económica. La vicepresidenta señaló el «varapalo» a las bolsas y la subida de la prima de riesgo vivido en los últimos días. La moción es«irreflexiva, improvisada y, a todas luces, irresponsable», afirmó Santamaría. «No tiene ni pies ni cabeza», apuntó Hernando. «Cs sabe que debe matar a Rajoy» El PNV se sacudió la presión de ser otra vez decisivos en el futuro de Rajoy alegando que la inestabilidad «no viene predeterminada por la moción»de censura, sino que ésta «es solo un elemento más». Los nacionalistas no quieren retratarse como el único sostén de Rajoy y, aunque son reacios en principio a la operación derribo del Gobierno, no cierran esa puerta. «No podemos hacer como si sentencia Gürtel no ha existido. Retrata una época y un partido», afirmó un portavoz de Sabin Etxea. Su presidente, Andoni Ortuzar, mantiene abierto el teléfono con Rajoy y su portavoz parlamentario, Aitor Esteban, con el resto de grupos. «Menos con Ciudadanos», apuntaron desde Bilbao, explicitando su rechazo total a que Rivera pueda ser el beneficiado si hay adelanto electoral. «Rivera sabe que para sustituir al PP tiene que matar a Rajoy», señala un senador popular La sensación general es de abatimiento entre los populares, que asisten renegados a la carrera de la oposición por expulsarles del poder. Se asume que Cs esté tentado de apoyar las mociones planteadas contra Rajoy porque «para sustituir al PP, Rivera sabe que tiene que matar a Rajoy», según la reflexión de un senador. En el círculo del presidente se empieza a asumir ya que si la moción de censura prospera, Rajoy se irá a casa.De España https://ift.tt/2IZnjW6
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