jueves, 31 de mayo de 2018

David Copperfield gana la demanda al británico que hirió en uno de sus espectáculos

David Copperfield ha roto una de las máximas de un mago: desvelar un truco. No ha sido por gusto o descuido, sino porque esa «magia» es la que le ha llevado a ganar la demanda de uno de sus espectadores, que le acusaba de dejarle inválido durante una de sus actuaciones. Un jurado de Nevada acaba de sentenciar que el célebre mago no fue responsable de las lesiones que sufrió el turista británico que participó en el espectáculo «Lucky 13», en el que 13 participantes elegidos de entre el público desaparecen tras ser tapados por unas cortinas. Aunque Copperfield ha eludido la carga de las heridas, el jurado ha dictaminado que sí fue negligente porque no se advirtió a los voluntarios del proceso del truco ni se comprobó si iban vestidos adecuadamente. El demandante, el excocinero Gavin Cox, sufrió lesiones irreversibles en el cerebro en el transcurso del truco. Las revisiones médicos a las que ha tenido que acudir tras aquel «mágico» día, le han costado unos 455.000 euros, según el mismo Cox. Esa misma cifra es la que el afectado pedia a Copperfield en su demanda. Mientras se celebraba el juicio, se solicitó que se revelara el truco, con el fin del que el jurado dispusiera de todo el contexto para evaluar la situación. Finalmente ha ganado la demanda y no tendrá que pasar la cantidad solicitada; sin embargo, tanto el ilusionista como el casino en el que se celebró el espectáculo han sido calificados de negligentes, pero no responsables. Lucky 13 El truco, que como todos se basa en la ilusión del espectador, tiene una explicación sencilla. Tras seleccionar a los 13 «voluntarios» de entre el público, se colocan detrás de una cortina y se les proporciona una pequeña linterna a cada uno. Cuando las cortinas se retiran, las personas desaparecen del escenario y se encuentran en la parte posterior del recinto. Gavin Cox, visiblemente emocionado durante la celebración del juicio - AP La magia se encuentra en las linternas. Cuando los participantes son tapados, aparecen en el subsuelo del lugar en el que se celebra el espectáculo y la luz que llevan en sus manos sirven para guiarse por los pasillos. Todo está medido por unos tiempos exactos mientras el ilusionista continúa con el show. Aunque Kenner, productor ejecutivo de Copperfield, aseguró que el truco siempre había salido a la perfección durante más de 15 años, el abogado de Cox, Benedict Morelli incidió en el la ruta «era una carrera de obstáculos».

De Estilo https://ift.tt/2xsS5Fz

0 comentarios:

Publicar un comentario