domingo, 4 de abril de 2021

El Sábado Santo deja la tragedia del Covid ante la Vera Cruz

El Ofrecimiento de los Dolores a la Virgen es uno de los actos más singulares y emotivos que se celebran el Sábado Santo en ciudades como Valladolid o Palencia. Un año como este, y después de que en la Pasión de 2020 no fuera posible, la tragedia causada por el Covid en decenas de miles de familias tenía que ser el «dolor» que se lleve a la Madre. Así ocurrió en la vallisoletana iglesia de la Vera Cruz, donde el subdirector de El Norte de Castilla, José Ignacio Foces, presentó ante la Virgen el «corazón triste» por la muerte y el sufrimiento que está dejando la pandemia y apeló a la solidaridad de todos para mitigar tanta desgracia. Foces recordó, también, momentos de su niñez vinculados a la Vera Cruz y explicó que «un Sábado Santo como hoy es el templo más grande de la ciudad porque caben en él todos los vallisoletanos». También en Palencia se realizó una celebración similar en la iglesia de San Pablo. Después tuvo lugar el segundo de los actos de exterior que se han desarrollado en la capital palentina, los dos únicos autorizados por la Junta en la Comunidad. La Iglesia de San Francisco fue testigo de la «Soledad de nuestra Señora», una sencilla liturgia de la cofradía del mismo nombre en la que enfermos y servidores públicos ofrecieron a la Virgen de la Vera Cruz su dolor durante la pandemia. El Viernes Santo, en el mismo escenario de la capital palentina, los cofrades del Sepulcro escenificaron el descendimiento de Cristo. Mientras, ese mismo día, en la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo se pudo ver una de las pocas imágenes portada por sus cofrades, cuando los mirobrigenses se encontraron con el Cristo Bendito de San Andrés a las puertas del templo, pero sin la asistencia de público. Por lo demás, las dos últimas jornadas transcurrieron en Castilla y León entre Santos Oficios y Vigilias y con muchos ciudadanos haciendo largas colas a las puertas de los templos para contemplar las imágenes que, por segundo año consecutivo, no se han podido ver en procesión. Las cofradías han suplido esta pena realizando, en algunos cosas, espectaculares composiciones con las tallas de su propiedad. El viernes la catedral de Valladolid acogió el Sermón de las Siete Palabras, un acto que se estaba previsto realizar en la Plaza Mayor (el único previsto para el exterior en la ciudad) pero que finalmente tuvo que trasladarse a la Seo debido a la lluvia. Allí, el hermano menor capuchino, Víctor Herrero de Miguel, realizó una plática íntima y cercana, plagada de realidad y experiencia y llamó a todas las personas a que cuando se les inocule el virus del miedo en sus vidas, la promesa de Dios se convierta en vacuna y confíen en que «en lo hondo, lo bueno siempre podrá ser».

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