lunes, 5 de abril de 2021

Carolina Navarro, la pionera infinita del pádel

Málaga es la cuna del pádel. El lugar donde se asentó hace más de 50 años y donde creció para convertirse en un deporte de masas que cada vez tiene más adeptos en todo el mundo. Allí se instaló la primera pista de España y allí vino al mundo Carolina Navarro. Caprichos del destino que llevaron a la andaluza a enamorarse de la pala muy pronto. Ella, promesa juvenil de tenis, cayó rendida a las cuatro paredes desde la primera vez que pisó una pista. Idilio que nació siendo una adolescente y al que ha dedicado ya más de la mitad de su vida. Porque Navarro fue una de las pioneras del pádel y sigue siendo una de las estrellas del circuito profesional que comienza esta semana en Madrid. Más de 25 años en la élite que le permiten conocer de primera mano la evolución que ha vivido este deporte desde aquellos primeros pasos en los que se jugaba casi de tapadillo en pequeños clubes hasta la actualidad, donde se llenan pabellones y miles de personas siguen los partidos a través de la televisión. A sus 45 años, Carolina encara su enésima temporada como profesional. Una carrera plagada de éxitos, como ninguna otra. Porque a sus nueve años como número uno, la malagueña ha sumado decenas de títulos, entre ellos tres mundiales que pudieron ser más de no haber sufrido dos lesiones de gravedad en la rodilla. Mazazos que no frenaron su pasión por el pádel, donde su figura lleva más de un cuarto de siglo anclada a los puestos altos del ranking. «No hay ningún secreto más que la pasión y la ilusión. Reconozco que acabo muy cansada mentalmente las temporadas, pero el inicio no me cuesta, porque lo encaro con muchas ganas», señala a ABC la andaluza, una celebridad en el circuito, donde es una referencia para las veteranas y también para las jóvenes. «Cuando empecé, el pádel era muy diferente. Se jugaba más táctico y yo era un poco cabeza loca. Le pegaba a todo y voleaba muy fuerte, que es un poco el juego que se está haciendo ahora. No sé si fui una de las primeras que llevó a cabo ese cambio, pero seguro que sí he sido una de los que lo ha impulsado junto a las hermanas Alayeto y alguna más», explica sobre la explosividad actual del pádel femenino, que ha ayudado a cerrar una brecha salarial con los chicos que aún es muy grande a pesar del trabajo que ha hecho en el último lustro el World Padel Tour. Mayor igualdad en el circuito «A día de hoy, es público, creo que estamos cobrando tres veces menos que los chicos. Aunque el problema no es tanto eso como saber de dónde venimos, porque al principio estábamos cobrando hasta siete veces menos que ellos. Esa brecha se está cerrando poco a poco gracias al trabajo del WPT, que ha tenido guiños especiales para nosotras, como una prueba exclusiva para el circuito femenino. Además, se nos está tratando igual a la hora de poner los partidos en la televisión y en el último contrato se nos subieron los premios y a los chicos se les congelaron. Son pasos en la dirección correcta», asume con cierto orgullo, pues ella ha vivido los años más difíciles, en los que el suyo era un deporte casi clandestino. Todo lo contrario de lo que ocurre ahora, con un circuito formado por veinte torneos que se celebrarán en seis países diferentes. «Volvemos a salir fuera y cada vez que lo hacemos nos damos cuenta de que hay más y más gente viéndonos. En Suecia, por ejemplo, es una pasada el boom que ha vivido el pádel. Pero no solo allí, se juega mucho en Portugal, Italia, Bélgica o Francia». En muchos de estos países ya hay acuerdos con canales que ofrecen lo mejor de cada torneo en directo. Otro paso de gigante para hacer que el pádel se quite esa imagen falsa de que es un deporte solo de españoles y argentinos. 'Palas para todos', su gran logro A Navarro, ver este cambio le produce felicidad, aunque nada comparado a la que le recorre el cuerpo cuando vuelve a Málaga y visita a sus «niños», como ella los llama. Se refiere a los chavales de ‘Palas para todos’, la asociación que creó hace unos años y que aglutina a niños y niñas de diferentes edades con capacidades diferentes. «Tenemos unos 70 chicos con autismo, parálisis cerebral, asperger, síndrome de Down y todos disfrutan muchísimo. Ver lo felices que son cuando aciertan con la pelota y lo bien que lo pasan jugando es increíble. Sales de allí con una energía positiva tremenda. Es maravilloso ver cómo el deporte integra y ayuda. Es una pasada. Recuerdo el día que StarVie -la marca deportiva que viste a Navarro desde hace una década- les regaló toda la ropa y las palas. Aquello fue un momento histórico para ellos, porque se sentían como profesionales. Esto, para mí, es más que cualquier medalla o título que haya ganado a lo largo de mi carrera. Me llena de energía y es lo más bonito que me voy a llevar del pádel», señala orgullosa Navarro, que confía en seguir en el circuito al menos un par de años más. Para ello trabaja, cuidando al detalle su preparación y su alimentación. «Dejé el dulce en 2017 y ahora solo me doy pequeños caprichos de vez en cuando. El chocolate es mi perdición, pero sin el azúcar bajé casi nueve kilos y he podido alargar mi carrera». Final que ya ve cerca y al que confía en llegar con su pareja de los últimos tiempos. «Si el cuerpo aguanta, espero dejarlo en uno o dos años jugando junto a Ceci (Reiter). Es una luchadora, como yo, y me gustaría que ese final fuera junto a ella», explica ilusionada ante el inicio de un nuevo curso.

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