
Sólo desde el centro se gana y en el extremo sólo se pierde. Tras la debacle del Partido Popular en las elecciones generales, Pablo prescindió de aznarismo y de sus truculentos terminales mediáticos para recuperar la mejor herencia, conservadora y moderada, del presidente Rajoy. Y así ha retenido la Comunidad y ha recuperado la capital, y cuando le daban por muerto ha ganado tiempo y crédito. Ahí está el radicalismo Vox, decisivo en algunos feudos pero siempre desde una minoría casi residual; y derrapa en el gatillazo de lo que nunca eclosiona la oportunista estridencia de Ciudadanos. Yo también sé gritar y tengo bastante gracia faltando a la izquierda. En algunos artículos me divierto mucho haciéndolo y me consta que algunos lectores...
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