
Cuenta Diógenes Laercio que Zenón de Elea, discípulo de Parménides, fue introducido en un mortero y machacado tras decirle la verdad a un tirano llamado Nearco. Pero el filósofo no ha pasado a la historia por su triste final sino por haber sido el padre de la famosa paradoja que se conoce como «La tortuga de Aquiles». Zenon sostenía que Aquiles nunca podría alcanzar a una tortuga que estuviera a un centenar de metros porque la distancia que los separa es susceptible de ser dividida en infinitos segmentos. La paradoja apunta a la conclusión de que el movimiento no existe y que se trata de una percepción engañosa de nuestros sentidos. Pero el movimiento existe, como nos demuestra la experiencia cotidiana,...
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