Manuel Valls presenta a su nueva pareja doce horas después de anunciar su separación

Doce horas después de anunciar su ruptura con el que fuera su primer amor y segunda esposa, la violinista Anne Gravoin (48 años), el ex primer ministro francés Manuel Valls (55) presentó a su nueva pareja en una conversación informal: «Tengo una nueva pareja», dijo a algunos periodistas. Se trata de Olivia Grégoire (39). Como ya es «tradicional» en la carrera de Valls, su nueva vida sentimental coincide con un giro en su rumbo político. En 1987, a los cinco años de nacionalizarse francés, Valls, nacido en Barcelona, se casó con Nathalie Soulié, la madre sus cuatro hijos. Aquel matrimonio duró poco más de dos décadas y coincidió con su etapa más «militante» como miembro de un PS que aspiraba a «reformar». Su segundo matrimonio, con Anne Gravoin, coincidió con la etapa finalmente fallida de conquista del poder, que culminó con su nombramiento como primer ministro. La pareja Valls-Gravoin posó en numerosas ocasiones para la prensa del corazón como aspirante a la conquista del Elíseo. Fallida esa aventura, Valls salió del PS para entrar por la puerta trasera en el grupo parlamentario de La República en Marcha (LREM), el partido de Emmanuel Macron, momento que ha coincidido con el final de su segundo matrimonio y el inicio de su nueva aventura. Olivia Grégoire comenzó a trabajar en los equipos de prensa y comunicación próximos a Jean-Pierre Raffarin, primer ministro del presidente Jacques Chirac. Cuando quedó claro que Francia entraba en una nueva era política, Grégoire cambió de hombro su fusil y se pasó al partido emergente de Macron. La nueva pareja comenzó a cruzarse en los pasillos de la Asamblea Nacional, el verano y otoño pasados. Las primeras declaraciones que se recuerdan de Grégoire son unas frases consagradas a Valls, cuando todo el mundo lo consideraba «hundido moralmente». «La gente se equivoca respecto a Valls», declaró sibilina. «Valls está muy bien integrado en el grupo parlamentario del presidente Macron». Este último affaire en la política francesa se suma a otros tantos que en su día hicieron que los mismos presidentes de la República saltaran de las páginas políticas a la prensa rosa: la doble vida de François Mitterrand con su amante Anna Pingeot, a quien instaló en un edificio anexo al Elíseo; los encuentros furtivos de Chirac con Claudia Cardinale o el amor secreto de François Hollande con la actriz Julie Gayet, que a punto estuvo de desencadenar una crisis institucional

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