lunes, 30 de abril de 2018

Manuel Valls no quiere ser el candidato de Ciudadanos

El exprimer ministro de Francia, Manuel Valls, no quiere ser el candidato de Ciudadanos. «No he salido de un partido francés para meterme en un partido español», dijo ayer en TV3. Desde el principio, la idea de Valls fue encabezar una candidatura unitaria del constitucionalismo en Cataluña, una suerte de movimiento en defensa de la europeismo y de la democracia, pero Albert Rivera, al conocer los primeros movimientos en este sentido, quiso anticiparse y filtró a los medios que le había ofrecido encabezar la candidatura de su partido en Barcelona de cara a las elecciones municipales de 2019. La iniciativa de esta candidatura transversal no habría sido promovida por Sociedad Civil Catalana. El presidente de la entidad ha relatado a ABC que «no es nuestro deseo meternos en política partidista, ni desde dentro, ni desde fuera, diciéndoles a los partidos lo que tienen que hacer, como tantas veces hizo la ANC con Esquerra y Convergència». De todos modos, Sociedad Civil Catalana arrastra un descontento histórico con Ciudadanos, porque considera que siempre ha tratado de fogacitar los actos de la entidad pese a lo mucho que se les ha pedido que no lo hicieran. Fuentes de SCC explican cómo «han acudido a cada manifestación con globos, pancartas y todo tipo de distintivos partidistas cuando expresamente se les había explicado el carácter civil y unitario que las demostraciones tenían», lo que ha causado impotencia y contrariedad en los dirigentes de la plataforma. Por lo tanto, aunque Sociedad Civil Catalana niega tajantemente que haya promovido la hipotética candidatura transversal de Valls, no le extraña la filtración de Rivera, tal como a los dos otros partidos constitucionalistas, el PSC y el PP, no les ha causado tampoco ninguna sorpresa. El Partido Popular estaría dispuesto a participar en esta candidatura si Ciudadanos no intenta apropiársela en exclusiva. El PSC ha explicado a ABC que «de momento, nadie nos ha dicho nada. Si nos hacen una propuesta formal, daremos una respuesta formal». Pero fuentes de los socialistas barceloneses creen «muy difícil» su integración, en tanto que «muchas veces, las uniones de este tipo no significan la suma de votos ni de escaños sino más bien todo lo contrario». En el PSC recelan, además, de una unión entre los partidos españolistas porque animaría todavía más a las fuerzas independentistas a unirse y a convertir unas elecciones municipales, «que tienen que ser sobre Barcelona y sobre el concepto y los problemas la de ciudad, en el enésimo plebiscito sobre la independencia de Cataluña». El independentismo, por su parte, ha permitido que Ada Colau gobernara prácticamente sin oposición desde que llegó a la alcaldía. Xavier Trias, que fue un alcalde con una notable popularidad pero que regaló la ciudad a los populistas con una campaña en que buscó el cara a cara con Colau, concediéndole el protagonismo y la credibilidad que no tenía, no ha designado todavía a su sustituto y ha estado desaparecido durante los últimos tres años. Esquerra, con Alfred Bosch al frente, ha tenido su mayor vigor como oposición a la alcaldesa en los últimos meses, votando en contra de unir el tranvía por la Diagonal. Es todavía una incógnita si los dos partidos acudirán juntos o por separado a las próximas elecciones, aunque de momento han rechazado la propuesta que en este sentido les ha hecho el filósofo Jordi Graupera, que se ofreció como candidato unitario del independentismo. Teniendo en cuenta la actual composición del ayuntamiento de Barcelona, la suma de PP, PSC y Ciudadanos daría 12 concejales, uno más que los 11 con que gobierna en solitario Ada Colau, sobre un total de 41. La suma de Esquerra y Convergència estaría en los 15 concejales.

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