martes, 24 de abril de 2018

Los bailes de Grobelaar y el suicidio de Di Bartolomei

El Liverpool y la Roma ya vivieron días dorados en la antigua Copa de Europa, ambos protagonistas de la final de 1984 en el Olímpico de la capital italiana. El partido de los bailes de Grobelaar, los penaltis que elevaron al Liverpool a su cuarta copa y el preludio del suicidio de Di Bartlomei. Bruce Grobelaar era el portero del Liverpool, sudafricano nacionalizado zimbauense, y tenía un punto de locura. La final acabó 1-1 y en la tanda de penaltis se concentró el drama conocido. Fallos, nervios, goles... El cuarto penalti, con empate a aciertos, le tocó a Graziani, un delantero estilo Julio Salinas. Grobelaar lo intimidó con un baile peculiar, como si estuviera borracho, a punto de caer. Graziani la echó fuera. El Liverpool ganó la Copa. Di Bartolomei era el capitán de la Roma y nunca superó aquel trance: el primer equipo que no ganaba el trofeo en su estadio. Fue despedido, deambuló por el Milán, el Cesena, la Salernitana y el paro. Llegó la depresión. «Estoy en un túnel interminable. No me quieren en el fútbol», escribió en la nota de suicidio, una bala en el corazón el 30 de mayo de 1994, exactamente diez años después de la final perdida contra el Liverpool.

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