La relación entre maestro y pupilo en el deporte siempre ha tenido un matiz paternofilial, tanto con cariño como con voces alzadas dependiendo de la situación. Un toma y daca que ha dado escenas como, por ejemplo, la que protagonizaron Ancelotti y Rodrygo en un Villarreal-Real Madrid de la pasada temporada. El brasileño fue sustituido y no le chocó la mano al técnico que, con un duro gesto, fue tras él para regañarle. «Tú a mí me saludas», dijo el entrenador. Tirón de orejas y solucionado. Sin embargo, algunos reproches son de lo más inesperados, como el que le dedicó Juan Carlos Ferrero a Carlos Alcaraz tras perder en las semifinales de las ATP Finals ante Djokovic. «Hay que ser... Ver Más
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