viernes, 3 de noviembre de 2023

Caída del Atlético en las puertas del liderato

PESTAÑA j12-palmas-atletico-liga23/24 Crónica 4 Manga corta ante los plácidos 20 grados insulares, un mar de camisas amarillas en el primer lleno de la temporada en el Gran Canaria, ilusión desmedida en un lugar que no vive un partido grande desde hace demasiado tiempo. La sombra de la Segunda división es alargada, su recuerdo sombrío, pero esta UD Las Palmas es una fiel representación de algarabía. Enfrente está el Atlético de Madrid , un equipo de orgullo intacto, de autoestima superlativa, que desea escalar el muro del liderato tras varios meses de remontadas, noches felices y, sobre todo, fútbol bonito. Al final resultó no ser una utopía la posibilidad de que un grupo de hombres con tan amplia amalgama de talento jugara muy bien al fútbol . Pero empieza el encuentro y el equipo rojiblanco es asaltado por su yo pasado. Los locales soban la bola, la tratan con mimo esos canarios de tanta clase como Kirian y Moleiro (quien con un regate de otro planeta ante un desubicado De Paul levanta al personal de las butacas), acampan los de García Pimienta en el extrarradio del área Oblak. El Atlético es obligado a introducirse en el refugio del bloque bajo; aunque sufre en ese contexto en el que vivió cómodo durante años. Avisó Simeone en la víspera del duelo: el canario más peligroso era un chaval de apenas 20 años , un canterano de de apellido Moleiro con tanta calidad como aquellos mediapuntas que dignificaron la camiseta amarilla . Es su primera titularidad en Liga tras una lesión eterna, pero poco parece importarle: es un diablo, un cuchillo, un chico de enrevesadas ideas que amarga la noche a un campeón del mundo como Nahuel Molina. Suyo es, además, el pase de gol al preciso disparo lejano y raso de Kirian, el otro protagonista del juego ofensivo local que bien merece una puerta grande, al que no consigue ni rozar el enorme meta esloveno del Atlético de Madrid. Reclama Simeone que, instantes antes de que el Gran Canaria estallara en júbilo, el balón había sobrepasado la línea de banda. No obstante, al ocaso de una revisión vaga e inexacta, el 1-0 en el minuto 51 es una realidad pese a no existir una imagen clara que confirme o desmienta la legalidad del gol. Brilla el equipo de García Pimienta . Es muy valiente en la defensa adelantada, está excelso en la circulación en campo rival y, aunque es consciente de que tiene un latifundio a su espalda que puede desahogar a un Atlético agobiado, asume el riesgo sin vacilar. Precisamente en el contragolpe, los madrileños encuentran la única grieta canaria. Cuando ocurre tal evento circunstancial que interrumpe el monólogo de Las Palmas, son Barrios y Griezmann quienes dejan a Riquelme ante la inmensidad del mano a mano, pero, en sendas ocasiones, la respuesta de Álvaro Valles (una de las revelaciones de la temporada bajo palos) es perfecta. Sin noticias de Griezmann Falla el Atlético en sus esporádicas cabalgadas en suelo contrario, presencia como sus faros, Koke y De Paul, son caricaturas de sí mismos y echa muchísimo de menos a un Griezmann difuminado . No huele la pelota un equipo que había ganado seis partidos consecutivos en la competición liguera y, claro, cuando los de Simeone no encuentran al excelente delantero galo en zonas favorables, los de rojo y blanco se acercan más a la mediocridad que a la excelencia. Tal es su poca relevancia que es sustituido a la hora de partido por Correa. También entra Llorente por un gris Koke y, automáticamente, el Atlético crece. Sin embargo, cuando el cuadro visitante se levanta al fin de la lona, Las Palmas golpea de nuevo. Benito recibe una óptima apertura de un Munir fallón de cara a gol, clave en la claridad local en los últimos metros, y descubre el fondo de la red con un pelotazo que Oblak sólo puede seguir con la mirada. Quedan 15 minutos de juego, aunque parece haber acabado el encuentro. Sin embargo, en un ataque de orgullo y amor propio, Morata recorta distancias tras rematar un bello centro de un incesante Riquelme. Sueña entonces el Atlético con el empate, lo buscan con obsesión Barrios y Morata, pero primero Valles y, después, el larguero, dictaminan que el 2-1 es el resultado final. Mueren los rojiblancos en la orilla; el liderato, por lo pronto, tendrá que esperar.

De Deportes https://ift.tt/DPlQ2Bj

0 comentarios:

Publicar un comentario