
Imagine pedir un vehículo de alquiler con conductor (VTC) y terminar abruptamente el trayecto en mitad de unos escalones. Por surrealista que parezca, la escena en la plaza de Pedro Zerolo (Chueca) se viene repitiendo desde hace tiempo, la última vez, el pasado sábado, cuando un Totoya negro metalizado encalló al final del pasillo peatonal que atraviesa el enclave por la cara norte. El turismo, que dobló a la derecha por error en el esquinazo entre la calle de Costanilla de los Capuchinos y la propia plaza, como si de una vía de circulación más se tratase, tuvo que ser remolcado por una grúa. En los últimos dos años, al menos otros tres coches, relacionados con empresas como Uber y Cabify, han pasado por el mismo trance. La falta de bolardos a la entrada del paso peatonal, señalan los residentes, permite a los vehículos entrar sin que ningún obstáculo se lo impida. «Antiguamente sí que había, pero los camiones de reparto de mercancías los empujan al subirse a las aceras y, en muchos casos, los han acabado quitando por deterioro», el presidente de la asociación de vecinos de Chueca, Esteban Benito, que incide en la falta de cualificación de algunos conductores a la hora de circular por las calles del centro: «No conocen la ciudad y se guían solo por el navegador». Una afirmación que comparten la mayoría de taxistas, hartos de denunciar las infracciones cometidas por los trabajadores de estas plataformas. Desde las distintas agrupaciones del taxi se ha pedido en reiteradas ocasiones que los empleados de Uber y Cabify tengan que superar un examen similar al que deben hacer frente todos aquellos que quieran trabajar en su sector, además de hallarse en posesión del Título de Educación Secundaria Obligatoria. Bajo el lema «VTC crash», los taxistas publican en redes sociales las maniobras ilegales cometidas por los conductores de la «competencia»: coches que circulan en dirección prohibida, cambios de sentido en zonas donde no están permitidos o accidentes como el ocurrido el pasado mes de diciembre en Vicálvaro, en el que supuestamente uno de estos turismos se saltó un ceda el paso y colisionó contra el turismo de una mujer, sin que hubiera que lamentar daños personales. Los primeros percances en los escalones «malditos» de la plaza de Pedro Zerolo comenzaron a hacerse públicos en 2018, a raíz de que un VTC, de la marca Skoda, quedase atrapado hasta la llegada de los servicios de asistencia. En abril del año pasado, el turno le tocó a otro conductor que justificó la maniobra debido a un fallo del GPS. La imagen, no por repetida, resulta menos insólita. Los bomberos remolocan un VTC atrapado en la plaza del Dos de MayoEl Dos de Mayo, otro punto negro En el corazón de Malasaña, la plaza del Dos de Mayo se ha convertido en otro «agujero» donde al menos dos VTC han caído en picado. Ambos accidentes han tenido lugar en el mismo punto, justo al final de la calle de Ruiz, donde, en lugar de girar a la derecha al llegar a la plaza, continuaron de frente hasta toparse con las escaleras que preceden al monumento dedicado a Daoiz y Velarde. Al igual que en los siniestros de Pedro Zerolo, el uso continuo del navegador y la poca experiencia vuelven a ser las principales causas. Y más, en un intrincado callejero, como el existente en este enclave.
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