«No quiero obsesionarme». Es el mantra que ha llevado a Garbiñe Muguruza hasta la final del Abierto de Australia; apostar por su tenis y llenarse de confianza, centrada solo en ganar el próximo punto. Hoy, lucha por el título contra Sofia Kenin, de 21 años. Alcanza esta final tras sortear rivales visibles e invisibles; de menos a más en Melbourne tras verse afectada por un proceso vírico que la acompañó los primeros días. Se ha rehecho con paciencia, trabajo y concentración para sobrevivir a ese 0-6 con el que inició el torneo. A partir de ahí, fue alimentando el hambre conforme superaba otro reto a tres sets contra Tomljanovic; arrollaba a Svitolina, número 5 del mundo, y a Kiki Bertens (9); se mantenía firme en un reñido encuentro contra Pavlyuchenkova; y aguantaba la presión de un choque de alto voltaje contra Halep. «Ha sido una progresión increíble. Estoy contenta por cómo he logrado sacar mi tenis en esos partidos», admitía en la previa, tan contenida en sus declaraciones como en sus gestos de rabia o alegría en la pista. «Es un gran logro estar en una final. Pocos pueden lograrlo. Entrenamos toda nuestra vida para este momento. Pero no quiero obsesionarme». Parte con la ventaja de haber estado allí, pero sabe que Kenin saldrá a por todas. «Cuanto más sabes, más piensas, y yo intentaré utilizar mi experiencia para el partido, aunque durante el encuentro cada jugadora tiene el 50 por ciento y hay que dejar que la raqueta hable», admite. Y esta Muguruza quiere hablar tan alto como pueda.De Deportes https://ift.tt/2tlUHUo
0 comentarios:
Publicar un comentario