La liga inglesa ha dejado de ser ese territorio confortable del que durante más de un siglo disfrutaron entrenadores dando órdenes desde la banda y mandando en las oficinas como managers. Las Islas ya no son ese destino idílico en el que técnicos como Alex Ferguson o Arsene Wenger pudieron echar raíces durante décadas en banquillos convertidos ahora en sillas eléctricas porque la paciencia, virtud histórica del fútbol de ahí, ha abandonado a los dirigentes de sus clubes. El millonario negocio que supone este deporte ha cambiado la filosofía de la Premier, donde cada año son más los preparadores despedidos en mitad del campeonato por los malos resultados. Esta temporada, solo cinco equipos han generado ya nueve cambios de entrenador. De las grandes ligas europeas, solo la Serie A italiana, mucho más habituada a las prisas que provocan los marcadores, iguala esa cifra. «En los primeros años, el apoyo del consejo de administración me dio la confianza y el tiempo para construir un club de fútbol, en lugar de simplemente un equipo de fútbol», explicó Alex Ferguson en 2013 durante su despedida del Manchester United, en el que reinó durante 27 años, cinco más que el francés Arsene Wenger en el Arsenal. Dos entrenadores con plenos poderes que ejercieron también como managers, una figura ahora prácticamente en desuso en la Premier, donde la irrupción de inversores extranjeros ha cambiado la idiosincracia y las reglas del fútbol. La temporada 1992-93, cuando el campeonato pasó a llamarse Premier League, se cerró con dos preparadores despedidos. En el curso 2017-18, el número se disparó a quince. «El aumento de los últimos años, en mi opinión, se debe al cambio de propiedad de los equipos porque casi ningún club tiene ya dueño inglés. Ahora están en manos de árabes, americanos, asiaticos y grupos de inversión que han perdido la figura del entrenador de toda la vida», asegura a ABC el representante español José María Risueño. El banquillo se ha transformado en una guillotina que no respeta ni a los más carismáticos. Mourinho, que el pasado mes de noviembre firmó por el Tottenhan como recambio de Pochettino, había sido destituido un año antes del Manchester United. Tres españoles, Unai Emery, Sánchez Flores y Javi Gracia, han pasado esta campaña por el trance del despido en la Premier, una liga cada vez con menos paciencia con sus entrenadores.
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