
Marruecos ha dado un paso más en su estrategia de generar una economía útil al norte de Mauritania. Los usos del Sáhara y la ausencia de normativa de impacto visual en el desierto, dado que no vive gente de forma estable, los saharauis defienden que son nómadas, le ha llevado a utilizar al maximo la inteligencia diplomática y económica. Y ahí surge: crear monedas tipo bitcoin desde energía eólica. Espacio para colocar molinos y refrigerar ordenadores, hay. El problema que tiene el desierto del Sáhara, al margen de problemas de seguridad física, con las energías innovativas es la capacidad de permanecer en funcionamiento de forma estable cuando ocurre una perturbación. Este problema es de desarrollo de las redes de transporte de energía. Se estima que el coste de completar todo el proyecto puede llegar a los 3.000 millones de dólares En el Sáhara la gente paga pocos impuestos, podría decirse que es un paraíso fiscal, los gobiernos no tienen dinero para mejorar servicios y las empresas no tienen un marco tarifario que haga rentable operaciones en puntos muy alejados. Entre Tarfaya y Villa Cisneros hay 622 kilómetros, siete horas en coche. No hay operadores dispuestos a extender una red de peaje eléctrico «en la sombra» porque no es rentable ni para la Administración, que tiene otras opciones con la energía solar o maremotriz en fase en fase de ensayo o la eólica en alta mar. Conectar con Mauritania esa energía surgida del viento es igual de problemático. Desde Villa Cisneros a Nouadhibou hay 430 kilómetros y una triple frontera: Marruecos, Polisario (la zona de nadie, Kandahar) y Mauritania. Aula de formación en la nave de Siemens Gamesa en Tánger - ABC Minería La ausencia de una correcta tensión en red se nota en mercados como Mauritania, donde los frigoríficos de pescado, altamenente necesitados de energía, tienen sacudidas por cortes de suministro. Las empresas que explotan los yacimientos de pescado como el pulpo que se consume en España o Japón sacan por vía aérea de forma inmediata la producción para impedir que se rompa la cadena de suministro. A veces, hasta con merma de 73% del producto. Al norte de Mauritania, en lo que era Villa Cisneros, que desde 1975 llaman Dakhla, el fondo norteamericano Brookstone Partners ha anunciado este verano que va colocar con una empresa participada que se llama Soluna 900 «megawatios» de potencia eólica para producir cripromonedas y dedicarse al negocio de los minería de datos. Soluna ya tiene un espacio virtual que venderá sus divisas producidas con la energía del Sáhara. Le ha comprado los derechos a una sociedad alemana que se llama Altus AG. La compañía espera recaudar 100 millones de dólares a través de la oferta inicial de monedas para financiar la construcción de sus primeros 36 MW de turbinas en lo que fue territorio de Mauritania tras el control de España. Se estima que el coste de completar todo el proyecto puede llegar a los 3.000 millones de dólares. Los proveedores mejor posicionados para atender a este mercado serían Acciona Windpower y Siemens Gamesa. Costa de Villa Cisneros en enero de 2018 - ABC Impacto en Canarias El director general de Brookstone, Michael Toporek, sentecia «Tenemos derechos exclusivos sobre el área para un parque eólico, pero el problema es que no hay un lugar real para colocar la electricidad. En estos días, lo que se puede hacer con energía varada es establecer un centro de cómputo, desarrollar esto como un proyecto sin conexión a la red», afirma. El proyecto está cerca de Canarias. Hay empresas de ingeniería de las islas actualmente operan en este mercado en cuestiones de refrigeración y mantenimiento de naves. Con algunos experimentos de parques eólicos en la costa del Sáhara, desde Tarfaya al sur de Mauritania, hay empresas canarias haciendo mantenimiento y gestión de servicios. Es en parques asociados a consumo mayorista. No para verter en la red. Brookstone utilizará la potencia que genera para impulsar la criptomoneda de minería y los centros de datos. Los saharauis, por tanto, ya tendrán su propia moneda en el mercado de este tipo de divisas aunque no la controlen. El parque eólico de Villa Cisneros estará acoplado a un centro de datos para servidores tecnología de almacenamiento y transmisión de información sin órgano de control. Brookstone tiene operaciones en Marruecos como plantas hidroeléctricas privadas en Tilouggit y Oued Ait Abid, en Beni Mellal, así como en Boutferda, al norte. En El Aaiún hay un parque de 80 MW con maquinaria de Siemens Gamesa al igual que en Bojador, de 20 «megawatios».
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