viernes, 31 de agosto de 2018

Meghan Markle se libera

Meghan Markle, la otrora actriz californiana convertida en duquesa y musa de las marcas de moda, deslumbró el pasado miércoles con un mini vestido que mostraba sus piernas con generosidad. Las redes sociales, los periódicos y los súbditos de la Reina Isabel se han apresurado a comentar el atuendo. Mostrando sus preciosas piernas -aunque quizás algo escuálidas-, Markle escogió para acudir a un musical benéfico una vestido-chaqueta tipo esmoquin de reducidas dimensiones y 327 libras de Judith & Charles, una marca de moda canadiense, con unos zapatos negros de Paul Andrew, pendientes de Shane Leane y un peinado ligeramente más cuidado de lo habitual. Meghan Markle y Harry de InglaterraAl llegar al Victoria Palace de Londres para asistir al musical Hamilton, la duquesa, de 37 años, sorprendió por el cambio en su guardarropa, ya que desde que se hizo pública su relación con el Príncipe Harry, Markle ha seguido de modo estricto las normas de protocolo de la Familia Real británica, incluso cubriendo sus piernas con medias, exceptuando el día de su compromiso oficial y la jornada de esta semana Londres con el mini vestido. Ella que se había convertido en adalid de marcas de moda especializadas en abrigos grandes y faldas extra largas, en ropa elegante y discreta, ha vuelto en un tris a sus orígenes hollywoodienses. Meghan se ha saltado de corrido la «no knees policy», esa norma de los Windsor que recomienda no llevar vestidos por encima de la rodilla a las señoras de la Familia Real. Ha dejado claro que o bien algo en torno a la Familia Real le ha molestado y se toma la revancha, o simplemente se ha cansado de verse monjil y tapada y desea romper con las tradiciones impuestas por la abuela de su marido. Podría haberle «escocido» revisar fotos de la última época de su difunta suegra, Diana de Gales, cuando enemistada profundamente con su familia política, lucía sus estupendas piernas por doquier. Lo cierto es que en lugar de ir adoptando un estilo moderado en cuanto a largo de falda, como ha hecho la mucho más aburrida Catalina Middleton, Meghan Markle se ha dedicado a subir y bajar la bastilla de sus prendas de vestir. Está por ver si Isabel II la llamará al orden y Meghan volverá al redil de las faldas más discretas. Lo que estaba claro es que la californiana no iba a durar mucho tiempo llevando faldas hasta las espinillas. No está de más evitar extremos. Como indica la sabia expresión popular, «ni Don Pedro, ni Periquillo».

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