lunes, 27 de mayo de 2024

Paulo Sousa, campeón de la Champions con el Borussia: «Agotamos la cerveza en un radio de 100 kilómetros»

Sólo hay cuatro jugadores en la historia que hayan ganado la Champions de manera consecutiva con dos equipos diferentes. Desailly (Marsella 1993 y Milan 1994), Piqué (United 2007 y Barça 2008), Eto'o (Barça 2009 e Inter 2010) y Paulo Sousa (Juventus 1997 y Borussia 1998). El mediocentro portugués (30 de agosto de 1970, Viseo), que ejerce de entrenador desde 2008, fue pieza clave en aquel equipo que hizo historia al llevar a Dortmund la primera y única Champions de su historia. De aquella gesta, y más, habla con ABC. -Los jóvenes de hoy no sabrán que usted era un centrocampista de mucho talento. Explíqueselo. -La calle fue mi primera escuela. La pasión surgió ahí y, también, junto a mi padre, con quien veía los partidos del Académico de Viseu, el equipo de mi ciudad, subido a los árboles que estaban al lado del campo. No teníamos recursos para poder entrar. -¿Cómo se hizo futbolista? -Mi padre era mecánico de motos y tenía alquilada una oficina para trabajar los fines de semana. Allí yo potenciaba mi creatividad. Empecé a jugar como extremo, luego delantero, mediapunta y ahí ya llegué a mediocampista. En mi crecimiento me ayudaron dos cosas: primero, mi timidez, que me ayudó a desarrollar la observación y la capacidad de análisis de los demás. Segundo, mi contexto inicial de vida, en una familia con limitados recursos, en la que mis padres sólo comían después de que comiéramos nosotros. Es decir, lo que sobraba. Nunca me faltó de nada, pero fue por ellos. Esa infancia me dio capacidad de resiliencia y amor al trabajo. Noticia Relacionada Final de la Champions League estandar No Ancelotti: «Antes de la final comeré brócoli, salmón y pasta, y el corazón se pondrá a 120» Rubén Cañizares -¿Por qué se retiró con sólo 31 años? -Fui un chaval que sufrió muchos problemas de salud cuando era pequeño. Nadie esperaba que yo pudiese llegar a ser futbolista profesional con todos esos problemas que tuve. Lo conseguí, pero a costa de tener algunas debilidades físicas para mantener un nivel más regular y extendido en el tiempo. Cuando entras en un círculo vicioso de lesiones empiezas a estar cada vez más desequilibrado a nivel mecánico y muscular, y yo me tuve que cuidar mucho más de lo que me hubiera gustado. Si hubiera tenido más continuidad hubiera llegado a niveles más altos. -Sí, pero pocos jugadores pueden presumir de dos Champions. -Cierto. Fui un centrocampista con una gran capacidad de análisis y de anticipación, con o sin balón, que me permitía decidir y ejecutar mentalmente muy rápido, aunque físicamente no fuera así por lo que le acabo de contar. Creo que entendía muy bien el juego, que tenía buen pase vertical para romper líneas, tanto por bajo como por alto, con el interior y con el exterior. También tenía buenos cambios de orientación y, a la vez, era un tipo que no rehuía el choque. -Cuando fichó por el Borussia, en el verano de 1996, tras ganar la Champions con la Juventus, dijo que iba a Dortmund a ganarla allí. Le tomaron por loco. -Los dos años que estuve en la Juventus me enfrenté en Europa al Borussia. Así que lo conocía bien y sabía que era un gran equipo. Confiaba totalmente en supotencial y en el nivel que yo podría sumarle al equipo. Por eso dije que podíamos ganar la Champions. Y la ganamos. -¿Se vio allí al mejor Paulo Sousa? -Llegué de la Juve con problemas muy serios en la rodilla y varios médicos me habían dicho que, seguramente, ya no podría jugar más a alto nivel, pero esos diagnósticos me hicieron creer más en mí mismo y creer que en el Borussia ganaría la Champions. Me dijeron que tardaría seis meses en volver a jugar, pero en tres ya estaba haciéndolo. Y una vez recuperado, lo que hice fue hacer creer a ese Borussia, a mis compañeros, que podíamos ganar la Champions. -Y cómo la ganaron. Quedaron segundos de grupo por debajo del Atlético. Pero luego eliminaron al United en semis, salieron ovacionados de Old Trafford, y en la final vencieron a una Juventus con Zidane, Del Piero, Deschamps, Peruzzi, Vieri, Jugovic… -La Juve de entonces tuvo un ciclo de cuatro-cinco años brillantes, con tres finales de Champions consecutivas. Era el favorito, sin duda. Sufrimos mucho durante los primeros 20 minutos, pero el partido empezó a cambiar cuando le dije a Lambert, mi compañero en el centro del campo, que se ocupara única y exclusivamente de Zidane. Cuando no teníamos el balón, le perseguía allá dónde fuera, y yo me ocupaba del resto de tareas del centro del campo. Otra clave fue la lectura del partido que hizo Hitzfield. En concreto, en aquella final, estuvo brillante en los cambios. No sólo por el quién, sino también por cuándo los hizo. El primer balón que tocó Ricken nada más salir, en el 71, fue el 3-1. Un golazo que sentenció la final. -Riedle, Moller, Chapuisat, Sammer, Kholer, usted… Es que tenía razón. Aquel Borussia era muy bueno. -Sammer era un Beckenbauer moderno: lectura desde atrás, anticipación, conducción, personalidad... Los laterales, Reuter y Heinrich, que habían jugado en Italia, tenían mucha técnica, además de capacidad ofensiva y defensiva. Kholer, con el que ya había jugado en la Juventus, era un defensor a la antigua, un marcador extraordinario. Moller era un jugador que tenía todas las condiciones para ser el mejor del mundo: aceleración, desaceleración, conducción, derecha, izquierda, pase, lectura de juego, remate... Chapuisat, extraordinario. Riedle es el mejor delantero que jamás he visto rematando de cabeza (hizo dos goles en la final). Era espectacular cómo saltaba, se frenaba en el aire y ejecutaba técnicamente el remate. Debía tener unas cervicales privilegiadas. Sousa (centro), junto a Riedle (izquierda). A la derecha de ambos, el brasileño Júlio César borussia dortmund -La fiesta debió ser importante. -Espectacular. La empezamos en Múnich, dónde se jugó la final, y de madrugada fuimos para Dortmund. En la plaza central, a las 11.00 de la mañana, se había agotado la cerveza en un radio de 100 kilómetros. Fuimos justos ganadores y así lo reconoció el mundo del fútbol. Y, en mi caso, fue la victoria más importante de mi carrera, tras muchos meses de dudas en los que visité hasta a nueve médicos para encontrar una solución a mis problemas de rodilla. -¿Cómo ve esta final? -El Borussia ha demostrado que tiene mucha calidad individual, no sólo en el once, sino en el banquillo. Es un equipo que a nivel táctico y estratégico ha crecido mucho. Eso se ve en las eliminatorias contra el Atlético y el PSG. Equipos muy distintos a los que ha sido capaz de adaptar su sistema para eliminar a ambos. En esos cuatro partidos fue camaleónico, interpretó mejor que su rival el contexto del partido. Y, como le pasaba a mi Borussia, siguen teniendo esa cultura alemana de resistencia. Gente que se ha levantado después de dos guerras mundiales. Recuerda ante el Atlético, en el Metropolitano, que tuvo la eliminatoria perdida. Y mira lo que pasó. Mental y tácticamente le va a competir al Madrid, seguro. —Lleva 16 años como entrenador y ha trabajado en nueve países: Inglaterra, Gales, Hungría, Israel, Italia, Suiza, China, Francia y Brasil. ¿Tiene equipo ya para la próxima temporada? Como entrenador he hecho todo diferente a lo que hice como jugador. Como futbolista fui muy analítico y como entrenador no ha sido así. Eso me ha costado disgustos. Pero cuando decidí ser entrenador lo hice pensando en el jugador, no en mí. Lo hice con la idea de mejorar y hacer crecer a los jugadores que tuviera a mi cargo, basándome en los valores y la experiencia que yo tenía. Tras salir de la Salernitana esta temporada tuve ofertas, pero no las acepté. Busco un proyecto que me llene, a nivel europeo, y donde pueda vivir el fútbol en su máxima expresión.

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