jueves, 30 de mayo de 2024

El Betis se pierde en la telaraña del WiZink y se esfuma su sueño (65-54)

Un año y seis días después, la historia del Betis Baloncesto acabó exactamente en el mismo lugar. Pista maldita para sus intereses donde sólo acumula disgustos y perdía la categoría la pasada campaña, el WiZink Center se convirtió otra vez en una fortaleza inexpugnable para el equipo verdiblanco, lejos de su mejor versión en el quinto y definitivo asalto de los cuartos del play off ante el Estudiantes. Hasta aquí llegó la aventura imposible de este plantel de jugadores a los que no cabe hacer un solo reproche. Su gente le da las gracias porque ha tirado, y con qué gallardía, profesionalidad y compromiso, de un club abandonado a su suerte, a la deriva, que ha vivido permanentemente en la tormenta, en el filo de la navaja. Una nave con vías de agua por todos lados que los jugadores, contra todo y pese a todo, intentaron llevar al puerto añorado del ascenso. Lo que en otros tiempos hubiera sido una obligación para este club de 37 años de historia, trocó en una utopía por la que han peleado a brazo torcido hasta este final amargo en Madrid . No salió el partido esperado. Fue un duelo feo, trabado, más intenso que estético, para picapedreros, marcado por los bajos porcentajes de tiro (33 y 31, respectivamente) y por el férreo control del rebote colegial: 51 a 35. Por ahí, rapiñando balón tras balón, le comió la moral a un Betis intermitente , siempre a remolque, que aun así estaba a tiro de triple cuando el partido enfiló los últimos diez minutos. Del cuarto de apertura (19-15) ya salió el Betis con deberes por hacer. El Estudiantes se estaba manejando con un punto de agresividad superior y con una hiperactividad abrasadora en el rebote, que había hecho suyo. Doblaba en esa faceta al conjunto verdiblanco (14/7) , como si hubiera aprendido la lección del cuarto envite. El Betis perdió presencia intimidatoria sin DeBisschop, reservado hasta la segunda parte con dos tempraneras personales. Y el equipo, con unos y con otros, se estampó por repetición contra la defensa colegial. Un hermético muro en la pintura que lanzaba dos contra uno constantes al hombre-balón para cortocircuitar, y vaya si lo consiguió, el bloqueo directo. Tras el primer asalto, el Betis presentaba demasiadas fisuras en el chasis. No controlaba el rebote (seis en ataque había cedido ya a su rival), estaba concediendo muchos tiros liberados, había regalado varias posesiones sin presión defensiva (cuatro pérdidas sumaba) y en ataque le estaba pudiendo la impaciencia, forzando situaciones sin casi mover el balón. Caía de cuatro, pero tocaba activarse en defensa so pena que fuera a más el dominio colegial. Larsen y Francis Alonso golpeaban de tres (25-17) y el Estudiantes abría brecha. No estaba entendiendo el Betis el partido en ataque, precipitado, leyendo mal y abusando del triple, justo lo que quería su rival. Nada más regresar a la pista, Joaquín Rodríguez cometía la segunda. Por el rebote sangraba el Betis. Y a chorros . Suerte que el acierto colegial era discreto. De lo contrario, habría estado ya contra las cuerdas. Un dato sintomático: los locales llevaban tantos rebotes de ataques (10), como totales los visitantes. Ferrando ampliaba a diez (27-17) con el Betis boqueando, seco, preso de la defensa estudiantil. Sin puntos La segunda canasta bética, triple del uruguayo, tardó casi seis minutos y la tercera, diana de Faggiano, casi siete. El Betis otra vez se reflejaba en el espejo retrovisor (27-23) cuando Sola apareció en el WiZik para anotar dos cestas de puro picapedrero. A fogonazos iba el Betis, sobrepasado en el rebote y sin veneno ofensivo . Pintaban bastos, pero con su sexto triple (Faggiano) evitó marcharse al receso diez abajo (33-26). Los problemas estaban claramente localizados. Los de Savignani habían acertado más triples (seis) que tiros de dos (tres), el rebote lo acaudillaba el Estudiantes (doce capturas más) y ni Polanco ni Joaquín habían hallado su espacio en el partido (diez puntos entrambos). De su tridente, sólo Faggiano estaba a tono con ocho puntos, seis rebotes y tres asistencias. El charrúa, de vuelta al partido, no se encontraba. Marró tres triples seguidos en el reinicio con un Betis más enérgico y voraz en el rebote ofensivo, sumando segundas oportunidades. Mas a l equipo lo habían abandonado las musas . Leimanis picoteaba (36-28), Nzosa se reivindicaba jugando con una intensidad nunca vista y Larsen macheteaba en el rebote: 16 en ataque ya para el Estudiantes. Una sangría para la que no tenía remedio el Betis. El 38-30 era la mejor noticia en su caso. Casi un milagro. En un partido de porcentajes bajísimos, el Betis se agarraba a la pista (43-35) aunque su anotación era prácticamente un goteo: sólo desde el 4,60. La zona defensiva le empezó entonces a funcionar, desactivó al Estudiantes y restó a tres (43-40) jugando con Berzins y DeBisschop por dentro y aprovechando la ausencia de Larsen. Polanco se echó al equipo a la espalda, Berzins sujetó al danés y el Betis, a falta de diez minutos, estaba mucho más vivo que al descanso. Se había recompuesto en defensa para apuntarse el tercer parcial (13-17). LEB Oro Ficha técnica Movistar Estudiantes (19+14+13+19): Wintering (6), Leimanis (11), Sola (7), Murphy (13), Larsen (10) -quinteto inicial-; Dee (-), Nzosa (2), Sergio Rodríguez (-), Ferrando (9), Francis Alonso (5), Cáffaro (2), Carlos Suárez (-). Real Betis Baloncesto (15+11+17+11): Faggiano (16), Joaquín Rodríguez (10), Dedovic (2), Almazán (5), DeBisschop (5) -quinteto inicial-; Polanco (12), Pablo Marín (-), Hanzlik (-), Domènech (-), Berzins (4). Árbitros e incidencias: Morales Ruiz, García León, Lema Parga. Eliminado Joaquín Rodríguez, por cinco faltas (m. 40). Quinto partido de cuartos de final del play off de ascenso a la LEB Oro. WiZink Center, ante más de 9.000 espectadores. El Estudiantes lo cierra Dos pérdidas de DeBisschop y cinco puntos seguidos del Estudiantes espantaron los fantasmas del WiZink (51-43). Pésimo arranque del último cuarto. Savignani desmontó la collera interior y devolvió a la pista a Joaquín, también a Domènech. Ocho abajo seguía el Betis, que aguantaba el tipo a base de tiro exterior (54-49) y sin perder la compostura. Polanco carburaba, la zona daba de nuevo réditos y del posible empate de Domènech (triple errado) se pasó al 57-51. Se rompía el partido, el Betis no terminaba de dar el hachazo y el tiempo se consumía. Murphy, que había sido letal en el triple, taladró el 61-51 en rebote de ataque a tres minutos . Faggiano, el mejor del Betis, apuraba las opciones de su equipo, que nunca o casi nunca pudo imponer su plan de juego. Con 61-54, Joaquín erraba un triple fontal que el WiZink celebraba casi como un gol. Tenía el Estudiantes el partido y el billete para la Final Four en el bolsillo . Ese sueño por el que luchó el Betis con todas sus fuerzas, llevando a su rival hasta el límite, hasta que ya no pudo más. Sentenciado el duelo, el escolta uruguayo, que volará muy alto, todo lo que él quiera porque le sobra talento, se despedía del partido, de la temporada y, seguramente del Betis. Lo que le dijera al oído Savignani cuando abrazó a su pupilo se quedará seguramente para ellos. El Betis Baloncesto ha sufrido y hecho soñar. Sólo cabe el agradecimiento para sus jugadores y su cuerpo técnico. Dice así adiós a una temporada de sobresaltos que empezó con nuevo dueño, luego desaparecido por la quiebra del grupo mexicano Xoy, y otra vez con la sección-club en manos de la entidad heliopolitana. El equipo ha respondido, defendiendo con honores y hasta la extenuación esa camiseta, que ahora es verdiblanca pero es también heredera de una tradición de casi 40 años que comenzó en 1987. Los profesionales del parqué han estado a la altura y ahora les corresponde a los dirigentes tomar ese testigo , haciendo lo imposible por que esta historia continúe donde debe, en la LEB Oro. Otro escenario no se entendería. La campaña acabó, pero el partido del futuro se sigue jugando.

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