sábado, 16 de diciembre de 2023

El Valencia hunde más al Barcelona

PESTAÑA j17-valencia-barcelona-liga23/24 Crónica 4 El Barça empezó fallando en defensa y dependiendo de Iñaki Peña para no empezar perdiendo como contra los belgas. Parecía una broma, un chiste sobre Xavi. Lamentable el equipo en su conjunto, que se quedó protestando un fuera de banda, y prodigioso como suele este portero suplente que hace olvidar a Ter Stegen. En condiciones normales este Valencia no tendría que ser un problema para el Barça . En el estado actual de Xavi cualquier rival es un gigante. Valencia 1-1 Barcelona Jornada 17 de Primera División Valencia: Mamardashvili; Thierry, Diakhaby, Mosquera, Vázquez (Yarek, min.81); Pepelu, Guillamón, Fran Pérez (Amallah, min.73); Yaremchuk (Canós, min.62), Diego López (Foulquier, min.81) y Hugo Duro (Marí, min.81). Barcelona: Iñaki Peña; Cancelo, Araujo, Koundé, Balde; Pedri, De Jong, Gündogan (Yamal, min.81); Raphinha, Lewandowski y Joao Félix (Ferran, min.73). Goles: 0-1, min.55, Joao Félix. 1-1, min.70, Guillamón. Árbitro: Ortiz Arias (C. Madrileño). Amonestó a Fran Pérez (min.65) por parte del Valencia. Y a De Jong (min.77), Cancelo (min.79) en el Barça. Incidencias: El ex del Valencia David Silva hizo el saque de honor antes del partido. Lewandowski tuvo algo, pero sin más. A la mínima que le tocaron quedó tendido en el suelo, como un señor mayor que para impresionar a las muchachas hace la clase de esfuerzos que el doctor le había desaconsejado. Primeros minutos igualados entre dos equipos menores. El Valencia trataba de abrumar a un Barcelona asustado. El equipo que menos remata de la Liga había rematado tres veces durante el primer cuarto de hora. Imprecisiones de Koundé, demasiadas concesiones defensivas. Lewandowski volvió a intentarlo, esta vez desde los 25 metros. Pedri se sumaba al festival de las embarradas con el tipo de pérdida no forzada del balón que tanto irrita a Xavi. Partido de ida y vuelta más allá de lo esperado. Mestalla sin razón reclamó un penalti de Raphinha sobre Pepelu. Muy voluntarioso Lewandowski, pero sin acierto. El Barça empezaba a fluir en ataque, sin grandes alardes, pero haciendo algo más que el ridículo que hizo en Amberes . Esta pequeña mejoría hay que ponerla en el contexto de un contrario que había sumado sólo un punto de los últimos doce. Lewandowski remató de media cuchara pero estuvo mejor el portero local. Tras la proeza, fallida, polaco se tocó el culo y miró a Xavi. El Barça generaba espacios y parecía que el gol se iba acercando. Pedri chutó por encima del larguero. Se resistía el gol, lo que sería mala suerte contra el City pero era preocupante ante un rival de tan poca entidad. Apabullantes errores defensivos con Raphinha como especial protagonista . El Valencia sufría pero no se rendía y cuando tenía lo suyo dejaba en evidencia a la zaga visitante. Tenía suerte el Barcelona de los pocos recursos locales, que crearon menos ocasiones pero más sensación de peligro. Ninguna continuidad en el juego, ningún talento individual, ninguna luz distinguible que iluminara la general mediocridad. Fútbol tosco, desagradable de ver. Primeros minutos espantosos, luego mejoró un Barça más cómodo corriendo que en ataques estáticos. Algo mejor el equipo, algo mejor cada jugador pero sin poder desvincularlo de la poca exigencia de la velada. El Barça regresó del descanso como un comerciante de poca monta llegaba con su mula hace siglos al mercado. Muy honesto el hombre, muy querido en el propósito de mantener a su familia, pero con sus productos sin ninguna gracia y sus pingües beneficios. Otra vez el intercambio de golpes sin luz, expectativas que nacían muertas. Sin ritmo, sin eficacia. Gundogan fallaba como fallaba Lewandowski. Tal vez Xavi estaría satisfecho en su banco -si lo estuvo el miércoles, cualquier cosa- pero la tristeza que transmitía el equipo era total y absoluta. Tercer gol de Joao Félix en cinco partidos En medio del desánimo Raphinha y Joao Félix adelantaron a su equipo, tercer gol del portugués en cinco partidos. Extraña celebración, que a todos hizo dudar de si realmente subiría al marcador. La noche se le puso asequible al Barça y el 0 a 2 era mucho más plausible que el empate. Lo peor de hundir una empresa o a un grupo humano como ha hecho Laporta con sus manejos y sus prácticas desde que ha vuelto a ser presidente es que todo el mundo se desmoraliza tanto que cualquier mediocridad, cualquier miseria parece suficiente y el nivel de exigencia y de presión baja tan a ras de suelo que no podemos ni verlo. Para un equipo como el Barcelona o el Madrid, para las grandes empresas o las personas que quieren dotar de algún sentido su existencia, es dramático cuando esto sucede porque se pierde la ambición y por tanto la posibilidad de conseguir la grandeza. Celebrar el partido del sábado como un logro meritorio del Barça, o simplemente como una progresión en su juego son ganas de engañarse y la constatación de que cualquier trozo de pan basta para saciar al hambriento. Por si alguien tenía alguna tentación de hacerlo el Valencia empató de un buen disparo de Guillamón , que no habría podido chutar sin la colaboración y regalo de la defensa de Xavi, que le puso una alfombra. Ferran sustituyó a Joao Félix. Una de sus buenas asistencias la desaprovechó Raphinha solo ante Mamardashvili. Era increíble que el Barcelona se hubiera dejado empatar un partido que pese a su inanidad tenía perfectamente controlado con un Valencia arrinconado que no le hacía ni cosquillas. Sin embargo el empate reflejaba el momento actual de los jugadores, el equipo, el entrenador y el presidente . Son todos la misma debacle. Hasta que venga un árabe pague y se quede con el club, tal como Laporta ha tenido siempre previsto.

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