PESTAÑA j4-osasuna-barcelona-liga-23/24 Crónica 4 El Barça empezó mordiendo y Lewandowski empezó fallando. Xavi salió joven, con Lamine Yamal de titular, y al delantero polaco le pesaba la edad y llegaba tarde a las más elementales acciones. El Osasuna aguantaba la inicial efervescencia azulgrana y dejaba en evidencia la frágil zaga del rival, que en ocasiones rozaba lo dramático. Oriol Romeu es un jugador tan vulgar como batallador. Da tan poco prestigio tenerlo en tu equipo como papeletas te resuelve en su trabajo sordo y sucio, nada emocionante, sin ningún interés técnico pero sin duda útil para una defensa tan diezmada. Esto es Romeu: contundencia rural, finura de pueblo. No es lo mismo pero es igual. El fin de semana se le vio participando en las danzas folklóricas su localidad natal, Ulldecona. Osasuna 1 - Barcelona 2 Jornada 4 Osasuna Aitor Fernández; Areso (Nacho Vidal, min.79), Herrando, Catena, Juan Cruz; Oroz, Ibáñez (Moncayola, min.72), Muñoz; Rubén García (Barja, min.62), Raúl García (Budimir. min 62) y Arnáiz ('Chimy' Ávila min.62). Barcelona Ter Stegen; Sergi Roberto (Cancelo, min.59), Koundé, Christensen (Iñigo Martínez, min.90), Balde; Gündogan, Romeu (Joao Félix, min.80), De Jong; Yamal (Ferran Torres, min.59), Lewandowski (Raphinha, min.90) y Gavi. Goles 0-1, minuto 46. Koundé. 1-1, minuto 76. 'Chimy' Ávila. 1-2, minuto 86. Lewandowski. Árbitro Ortiz Arias (C.Madrileño). Amonestó a Areso (Min.41) y expulsó a Catena (min.84) por Osasuna, y amonestó a Lewandowski (min.33, Gavi (min.67), De Jong (min.83) y Alejandro Balde (min.92) por el FC Barcelona. El balón no llegaba al lado derecho del ataque azulgrana, falta de fluidez en el equipo, ataques insustanciales, lentos, lejos del área local. Osasuna cerraba los pasillos interiores y el Barça no se sentía cómodo. Ter Stegen, y esto es raro en él, estaba impreciso con los pies, y el Barcelona se fue apagando, perdió el control del partido, la efervescencia y la niebla se instaló en el cerebro y en las piernas de sus compañeros. La espesa noche caía sobre Pamplona. Frenkie de Jong, omnipresente: el único que sobresalía en su equipo. Osasuna en cambio se recompuso y empezó a tejer ataques más largos y envenenados, pero de todos modos sin demasiado peligro, y dejando vivo al rival, que cada tantos minutos tenía alguna salida interesante aunque no era capaz de concretar. Lewandowski chutaba como un autocar del Imserso camino de Benidorm. Ninguno de los dos equipos era superior, pero el empate parecía más bien a inferioridades. Sergi Roberto dio muestras de una falta de tensión amateur y perdió un balón intrascendente pero significativo. Lamine Yamal jugó la primera parte más floja desde que es importante. No era sólo su culpa: recibía pocos balones de un Barça colapsado. Aimar de cara y desde dentro del área puso a prueba los reflejos del portero alemán del Barça, que respondió a lo que era medio gol con una mano soberbia. A la media hora, el partido se había jugado un 54% en el campo del Barça, que estaba inseguro con la pelota hasta en los pases más fáciles. En los últimos minutos de la primera parte el Barça se acercó un poco más al área rival, y tras algunos ataques confusos y poco intencionados, a la salida de un córner, Koundé de cabeza marcó el primero. Mucho premio para un equipo con graves carencias, sin líneas de pases. El cuadrado de Xavi empieza a saberlo todo el mundo, y al Barça le ven venir a la legua y es demasiado fácil neutralizarlo. Balde llega poco y con poco peligro. Pero es verdad que este equipo ha demostrado que en los segundos tiempos -ocurrió en Villarreal- puede exhibir fortalezas que no han emergido en la primera. Sin cambios en la reanudación, el Barça empezó con una posesión larga y orientada, pero Lewandowski muy torpe desperdiciaba la producción ofensiva de su equipo con toques muy groseros. En cualquier momento puede marcar un gol fantástico que haga olvidar todos estos fallos, pero los fallos existieron y eran tan graves como llamativos. A Gavi le sangró la oreja por un codazo de Rubén García. Al andaluz le tuvieron que grapar la herida sin anestesia, en vivo. Si me lo hacen a mí, suelto en aquel mismo instante todos los toros de España por Pamplona sin esperar a San Fermín. Osasuna no se rendía y Xavi no tuvo huevos para sustituir a mi abuela travestida de Lewandowski, y sentó a Lamine Yamal para dar entrada a Ferran. Debutó Cancelo y merecidamente se marchó Sergi Roberto. Pocos llegan a ser entrenador del Barça, pero si llegas tienes que aprovechar esta ocasión única en tu vida para decantar tu vida en favor de aquello en lo que crees. Xavi es el único contrapeso que Laporta tiene en el Barça, el único obstáculo en su apisonadora de comisionistas habituales. Pero es tan cobarde el de Terrassa, tan acomodaticio, tan poco firme en sus convicciones, que en el fondo da la razón al presidente cuando considera que no es un entrenador suficiente para un equipo tan importante. Osasuna fue a por el empate. Chimy Ávila sustituyó a José Arnáiz. Ante Budimir entró por Raúl García. Empezó a sufrir el Barça, Osasuna presionaba. Cancelo ofreció un brillante centro con el exterior como la primera de sus acciones con la camiseta azulgrana. Lewandowski, que falló el remate, trató de emular al portugués en la acción posterior, usando el exterior cuando no hacía ninguna falta y por supuesto desperdiciando la jugada. Osasuna buscaba el gol, sin acierto, sin luz, pero lo que le faltaba lo encontró de golpe Chimy Ávila en un disparo ajustado, perfecto, imparable. Joao Félix, con el 14 mítico de Cruyff, entró por Oriol Romeu, ese operario. La alegría duró poco en casa del pobre y el árbitro pitó un penalti exageradísimo, con expulsión incluida de Catena, que Lewandowski transformó. Osasuna tiene motivos para indignarse con semejante atraco.
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