Uno de los últimos supermercados en suplantar el vacío de un cine emblemático se funde en la escena costumbrista del barrio. Muy cerca de un perrito atado esperando obediente a su dueña, Isabella, una joven madre desempleada desde que falleciera la anciana a la que cuidaba, vende clínex a sus puertas. Tres sexagenarias, María, Rosa y Pilar, se embadurnan las manos con gel hidroalcohólico después de cotillear las dos plantas de cerca de 1.200 metros cuadrados del nuevo Aldi de la calle de Fuencarral. «Es una pena. Yo venía aquí al cine antes de que cerrara», dice una de ellas. Los cines Roxy (A y B) se despidieron en 2013, el Ayuntamiento de Madrid aprobó su cambio de uso recreativo... Ver Más
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