
El 9 de marzo de 2020 se celebró el último partido con gradas rebosantes de la Premier League. Se enfrentaron el Leicester City contra el Aston Villa y en un definitivo acto de normalidad, porque el mundo tras ese fin de semana cambiaría para siempre, James Vardy metió dos goles. Casi un año después, el fútbol inglés, como el resto de sus nacionalidades, ha vivido una odisea, un ejercicio de supervivencia más bien, para adaptarse a una realidad que ya no le pertenece. En Inglaterra, ni siquiera las guerras mundiales provocaron que la gente dejase de ir a los estadios. Una tradición de más de cien años que el coronavirus cercenó sin piedad. Brendan, profesor de primaria en Londres pero nacido en Nottingham, recuerda a la perfección el día que se hizo del Liverpool. «Era pequeño y estaba viendo los octavos de final del Mundial del 98, Argentina contra Inglaterra. Michael Owen metió un golazo y le pregunté a mi padre dónde jugaba aquel jugador. Ahora él no me cae muy bien, pero sigo siendo 'red'», narra el inglés a ABC. Curiosamente, fue el club de Merseyside uno de los más afectados, en lo deportivo, durante esos primeros meses de pandemia. Hace un año, los pupilos de Jürgen Klopp estaban a dos victorias de conquistar la liga, algo que el Liverpool no conseguía desde 1990. Tras la expansión del coronavirus, se barajó incluso la cancelación de la competición, algo que no hizo más que aumentar el gafe del equipo. Tras un confinamiento y la reanudación ya sin aficionados, hubo celebración, pero no como lo habían soñado. Fútbol en privado «Fue duro al principio. Lo festejé solo, en casa, como tantos otros, pero la mayoría entendimos lo que la situación requería pese a que ganar la liga era algo histórico, con lo que habíamos soñado durante mucho tiempo», explica Brendan, que también cuenta cómo fueron esos meses de fútbol 'privado'. «Con los pubs cerrados y el buen tiempo la gente sacaba las televisiones a los jardines para ver los partidos con los vecinos. Ahora eso no es posible. Dan en abierto algunos encuentros, pero de baja gama. Entre el no poder ir a los estadios y el VAR... Estamos un poco hartos, se ha perdido la emoción». La Premier League es una peculiaridad más de la muchas que habitan la isla. Sorprendió que el último verano, en el que todos los grandes equipos luchaban por cuadrar unas cuentas inasumibles, un recién ascendido como el Leeds de Bielsa se gastase cerca de 90 millones de euros en fichajes. «Pese al coronavirus, la Premier tiene un techo muy alto. Han negociado unos derechos televisivos bastante igualitarios y gestionan muy bien la explotación de los estadios y la marca internacional. Por ejemplo, el West Ham, que no es un equipo de primer nivel, consiguió el año pasado 144 millones de euros solo por el contrato televisivo. Ni el Atlético accede a eso», explica Benito Pérez a este periódico, doctor en Economía en la Universidad Internacional de La Rioja y miembro fundador de la Sociedad Española de Economistas del Deporte. «En cualquier caso, han tenido impagos derivados de la pandemia con sus patrocinadores chinos y el Brexit ha sido un tiro en el pie, con la caída de la libra y con la captación de jóvenes talentos extranjeros. Siguen siendo los líderes, pero tendrán problemas, como todo el mundo». Rescate a los clubes No ha habido un mes tranquilo en la Premier durante la pandemia. Al poco de comenzar la actual temporada, surgió el 'Big Picture', una reformulación de la liga propuesta por los grandes equipos que pretendía rebajar el número de competidores, lo que aumentaría sus beneficios, a cambio de que estos compensasen con 260 millones a los 72 equipos de las ligas inferiores, los más golpeados por la crisis. Para colmo, varios de los poderosos fueron rescatados por el Banco de Inglaterra, como el Arsenal (recibió 135 millones de euros) o el Tottenham (198), segúndesveló el diario británico The Financial Times. Los aficionados, los últimos de la cadena, consiguieron volver a los estadios, aunque solo unos partidos entre confinamiento y confinamiento. «Con la falta de público en los estadios, la tercera pata del banco de los ingresos futbolísticos (junto a patrocinadores y televisión), los conjuntos ingleses, y todos los del mundo, deberán buscar otros caminos, como explotar las redes sociales o el merchadising para compensar las pérdidas con la pandemia. Estas son vías a cientos de millones de personas. No lo sé, es la gran pregunta, si el fútbol volverá a ser como antes. Es una incógnita», concluye Benito.
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