Lejos de las casi cien muertes violentas registradas en 2003 -el más sangriento en lo que va de siglo-, la Comunidad de Madrid cerró el año pasado con 33 homicidios, tres menos que en 2018 y seis en 2017, consolidándose la tendencia a la baja en el último trienio. Pese a ello, creció el número de asesinadas por violencia machista, de cinco a siete víctimas, al computarse el caso de Alexia Paola Carralero, cuyo cuerpo fue encontrado el 30 de noviembre en el piso de su novio. Fue detenido como sospechoso y enviado a prisión, a la espera de que los análisis toxicológicos determinen si pudo ser intoxicada o fueron otras las causas del fallecimiento. De las 33 muertes violentas -26 en demarcaciones de la Policía Nacional y 7 en territorios controlados por la Guardia Civil-, cerca del 90 por ciento fueron esclarecidas. Así, el Instituto Armado solo mantiene abierto el crimen ocurrido el 10 de julio en un camino de El Molar, donde fue hallado el cadáver de un hombre colombiano, con una cuchillada en la espalda y un disparo. Mientras que la Policía Nacional continúa con las indagaciones de varios asesinatos sucedidos en las últimas semanas, como el perpetrado el 19 de noviembre contra un taxista en Alcalá de Henares; el del matrimonio de ancianos acuchillados en su domicilio de Tetuán el 16 de diciembre; o el último, acontecido el pasado viernes, cuando un joven de 23 años perdió la vida tras ser apuñalado en Puente de Vallecas. En relación a los casos de violencia machista, la cifra sube de cinco a siete, igualándose los números de 2017 y 2014. Según datos de la Delegación de Gobierno para la Violencia de Género, 2013 fue el peor año de la última década, con nueve mujeres asesinadas, lejos de las 6 en 2012, 4 en 2015 y 3 en 2016. El modo en que se cometieron los asesinatos fue especialmente escabroso en tres de ellos. El primero, aunque perpetrado dos años antes, fue descubierto el 7 de febrero, fecha en que los agentes detuvieron a un hombre de 42 años por presuntamente matar y descuartizar a su pareja, una joven rusa de 22 años, cuyos restos guardaba en un arcón frigorífico dentro del piso que ambos compartían en Alcalá de Henares. También en febrero, la Policía arrestó al conocido como caníbal de La Guindalera como presunto autor de la muerte de su madre, a la que descuartizó para después comerse parte de su cadáver. Por último, el 16 de octubre fue apresado un colombiano de 27 años, que se hacía llamar el «carnicero tatuador», por matar y seccionar el cuerpo de una joven en su chalé de Valdemoro.
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