
A estas alturas de temporada, el City aventajaba al Liverpool en 20 puntos. Eso fue hace doce meses. Hoy, los reds se han levantado líderes, con cuatro puntos por encima de los de Guardiola, pero anoche desperdiciaron una oportunidad única de haber matado la Premier, título que no ganan desde 1990. Tuvo más y mejores ocasiones, pero acabó probando de su propia medicina y maldiciendo la gran actuación de Ederson. La primera mitad cumplió con el clásico escenario de los duelos de Premier entre Guardiola y Klopp. Un City dueño del balón y un Liverpool agazapado en campo propio, y esta vez con doble motivo, sabedor que su contragolpe suele ser la kryptonita de Pep y que el empate también era un gran resultado. Siete puntos de ventaja no eran diez, pero seguía siendo un botín de oro, traspasado ya el ecuador del campeonato. El guión le cuadró al Liverpool cuarenta minutos y estuvo a 1,13 centímetros de salirle a la perfección. Esa fue la distancia que le faltó al balón para superar la raya de gol de Ederson, en una acción que pudo cambiar el sino de partido. Tras una deliciosa jugada de los de Klopp, sacando el balón desde campo propio a uno-dos toques, una finta y asistencia de Salah dejó a Mané mano a mano ante el guardameta brasileño, pero su sutil golpeo acabó en el palo izquierdo. El posterior despeje de Kompany, estrellado en su propio portero, se envenenó hacia el marco citizen pero Stones, y la tecnología del ojo de halcón, obraron el milagro. Era el minuto 20, y a pesar del dominio local, el Manchester se quedaba sin ideas cuando pisaba el área del Liverpool, que no es el equipo menos goleado de la Premier por casualidad. Tuvo que ser una genialidad de Agüero y unos reflejos de rebajas de Allison los que pusieran al City con ventaja. A cinco minutos del descanso, el argentino fusiló al guardameta brasileño, algo perezoso para tapar su palo corto. Estallaba el Etihad, ávido de alguna buena nueva en una primera mitad de dominio estéril. Empate de Firmino Tras el refrigerio, el marcador obligó al Liverpool a cambiar su hoja de ruta, en una muestra más de lo camaleónico que puede ser Klopp. Tocaba buscarle las cosquilla al City, y recuperar y correr no iba a ser suficiente. La entrada de Fabinho le dio al equipo más empaque y balón, hasta el punto de igualar el porcentaje de posesión, y el marcador. La combinación entre Arnold y Robertson la remachó a la red el ariete brasileño. Faltaban 23 minutos, más la prolongación, y el partido volvía a la casilla de salida, pero el reloj ya jugaba también en contra del City. Una situación que mostró la versión más inesperada de Pep, inteligente a la hora de leer la ambición del Liverpool. Velocidad de Sterling, Agüero y Sané para armar contragolpes. Los pájaros disparando a las escopetas. Y así vino el tanto del alemán que dio tres puntos al City que abre la Premier a los de Manchester, y al Tottenham.
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