El Gobierno del independentista Puigdemont disparó el gasto de «cooperación internacional» en su particular carrera hacia el golpe independentista del pasado otoño. Infló esos gastos un 113% en tan solo doce meses. Multiplicó la inyección de fondos al circuito catalán de la cooperación al desarrollo, en el que -entre otros agentes- también confluyen entidades de la órbita nacionalista y otras administraciones públicas de la región. Un circuito sobre el que las fuerzas de seguridad del Estado han puesto el foco y que figura como pieza destacada de la última operación anticorrupción desplegada en Cataluña. Pese a los severos apuros económicos en los que está inmersa la Generalitat desde hace años y que le obligan a ser auxiliada financieramente por el Estado, Puigdemont no dudó en multiplicar el gasto en el apartado de la «cooperación al desarrollo». De hecho, fue un ámbito que destacó especialmente en la escalada de gasto que acumuló el Ejecutivo secesionista: en 2017 la Generalitat desembolsó en ese particular un total de 16,6 millones de euros. El dinero gastado el año pasado por la Generalitat en «cooperación al desarrollo» fue inusualmente elevado. Fue más del doble que en 2016, cuando ya gobernaba Puigdemont. En 2017, de golpe, infló el gasto en «cooperación internacional» con 8,6 millones de euros adicionales. Esos fondos fueron gestionados a través de la Consejería de Asuntos Exteriores de la Generalitat, esa suerte de «ministerio» que articuló Puigdemont para proyectar internacionalmente su proyecto independentista. Al frente de ese departamento estuvo Raúl Romeva, uno de los exconsejeros encarcelados por su participación en el golpe secesionista. Esa Consejería abarcaba las polémicas embajadas y, en general, la estructura «diplomática» del gabinete independentista. En la estructura de esa Consejería también se incardinó la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo.De España https://ift.tt/2J9G10y
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