Messi autoriza la llegada de Griezmann al Barcelona

Tiene el Barcelona una compleja maquinaria para planificar las temporadas y acometer los fichajes necesarios para abordar los objetivos designados desde la planta noble de la entidad. Pep Segura, como mánager deportivo, lidera un organigrama en el que el secretario técnico (Robert Fernández), los responsables del fútbol formativo (Amor y Bakero), del fútbol amateur (Roura y Altimira) y del departamento de observadores (Josep Boada) le reportan una serie de informes con el fin de acertar en cada euro invertido o en cada conversación iniciada. Pero en muchas ocasiones, el que acaba decantando la decisión es Leo Messi, que ejerce de discreto chamán. El argentino quiere a su alrededor un equipo competitivo que le descargue de trabajo y le permita optar a todos los títulos en juego, sobre todo la Champions League. Tras las incorporaciones de Coutinho o Dembélé (300 millones de euros), Antoine Griezmann es el próximo cromo que Bartomeu pretende para asaltar la competición europea. Cien millones de euros es el precio. Y ya cuenta con el visto bueno de Leo Messi, que ha bendecido públicamente su fichaje. «Gustar es obvio que me gusta, es uno de los mejores ahora mismo. No sé si hay algo, pero nosotros encantados de que vengan los mejores y Griezmann es uno de ellos», explicaba fugazmente el rosarino en los micrófonos de Rac-1. Si había algún resquicio para la duda, Messi puso en verde todos los semáforos para que el francés llegue este verano al Camp Nou. Las dudas de Antoine Messi se une a las declaraciones de Luis Suárez, que hace unos días se manifestó dando a entender que el fichaje de Griezmann ya está cerrado. A pesar que el Atlético ha mostrado su enfado con el Barcelona y le ha hecho una oferta estratosférica para conseguir su continuidad, el futbolista sigue sin dar una respuesta. Tanto el vestuario rojiblanco como la afición atlético le ha pedido que se quede pero su actitud ha colmado la paciencia de una parte de la hinchada colchonera, que anteponen los sentimientos a su rendimiento sobre el campo, lo que desembocó en pitos hacia el francés durante el último partido de Liga ante el Eibar. Precisamente, algunas recientes informaciones aseguran que esta reacción de la grada ha acabado decantando la balanza de Griezmann, que horas antes del encuentro habría comunicado al club que quería quedarse. Ninguna de las partes quiso hacerlo público porque no se quería interferir ni desvirtuar la despedida de Fernando Torres. Este es uno de los motivos por los que Godín se dirigió al público para tornar los silbidos en aplausos. Pocas horas antes, la propia esposa del francés, Erika Choperena, cantó junto a los seguidores rojiblancos el «Griezmann quédate» durante la celebración por la consecución de la Europa League, pero ahora mismo el delantero está desencantado con el trato recibido por los suyos y ha regresado a su idea inicial de jugar junto a Messi y Luis Suárez. Bartomeu ya deslizó la pasada semana que se había visto con el agente de Griezmann en octubre y desde diferentes ámbitos se ha filtrado una cláusula de penalización por si alguna de las dos partes de desdice del acuerdo al que han llegado.

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