La fría y distante relación de Anthony Hopkins con su única hija: «No sé si tengo nietos y no me importa»

Fue en 1972 cuando Anthony Hopkins dio por finiquitado su matrimonio de seis años con Petronella Barker, dejando también a su única hija, Abigail (49 años). Aquella unión coincidió con uno de los peores momentos en la vida del británico que atravesaba graves problemas con el alcohol. En parte eso marcó su relación con su hija los primeros años y hasta ahora no ha mejorado. El actor, ganador de un Oscar y otras tres nominaciones por sus aplaudidas interpretaciones en la gran pantalla, lleva más de dos décadas sin hablarse con su hija, Abigail, que ya tiene 48 años. Él mismo lo ha confesado en la presentación de Shakespeare, en la que encarnará al mítico rey Lear. «La gente rompe. Las familias rompen y, ya sabes, tienes que seguir con tu vida. La gente hace elecciones. No me importa que sea en una u otra dirección. Tenemos una relación fría. La vida es fría», explica el actor sin miramientos. Asegura que desconoce dónde vive exactamente su hija, tan solo conoce que es en un lugar de Inglaterra, y que si su hija le ha convertido en abuelo o no. Admite que son dos extraños. Una de las últimas veces que la vio fue en 2011 cuando coincidieron en un estreno, pero poco más se vieron, a excepción de una breve reconciliación en los años 90. En esa época, Abigail le expresó a su padre la idea de dedicarse a lo mismo que él, por lo que Hopkins le ofreció su ayuda. Protagonizó varios papeles secundarios que su padre le buscó, pero no tardaron en romper de nuevo la relación. Este inexistente vínculo ha influido en la vida de su hija que no lo ha pasado nada bien. Llegó a admitir, que estuvo a punto de quitarse la vida. Por todo ello decidió cambiarse el apellido de su padre por el de Harrison. Pese a todo, las cosas no le han ido del todo mal, se ha convertido en una cantante y actriz reputada, además de que trabaja como directora de teatro.

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