lunes, 29 de abril de 2019

La subida del PSPV permite a la izquierda mantener el gobierno en la Comunidad Valenciana

Las opciones parecían circunscribirse a dos en la Comunidad Valenciana: o continuidad de la izquierda o pacto a la andaluza. Y los resultados electorales apuntan a la primera, aunque han sido muy ajustados hasta el final. Las elecciones autonómicas dejan al PSPV-PSOE como primera fuerza en el territorio con un porcentaje del 24,01% , subiendo hasta los 27 escaños. Mientras, el PP cae por primera vez desde comienzos de la década de los noventa al segundo lugar con el 19% aproximadamente de los apoyos y 20 diputados. Ciudadanos asciende a la tercera posición con más del 17% de los votos y 18 escaños, a tan sólo dos de los populares. Y adelanta a Compromís, que queda cuarto con un 16% y 16 parlamentarios. A continuación, se sitúa Vox, que irrumpe en las Cortes Valencianas con 10 diputados (10% de los apoyos) y, por último, Podemos, que se presentaba en coalición con Esquerra Unida en estos comicios y cae hasta los ocho parlamentarios (8%). Una de las cuestiones más destacadas ha sido la alta participación (más de un 74%). Una movilización que se ha traducido en una victoria de los socialistas, que partían como favoritos en todas las encuestas. El importante triunfo refuerza el liderazgo de Ximo Puig, ya que vencen por primera vez desde las elecciones generales de 1993 -en las autonómicas, por primera vez desde 1991-. El hasta ahora presidente de la Generalitat, con opciones de revalidar el cargo tras estas elecciones, ha gobernado durante cuatro años -pese a recuperar el poder- con el peor resultado de su historia. En 2015 lograba un el 20,85% de los apoyos (509.928), que se tradujo en 23 escaños. La situación da ahora un vuelco. El líder del PSPV-PSOE decidía a comienzos de marzo adelantar los comicios autonómicos para hacerlos coincidir con los generales. Aunque una de las justificaciones fue la de hacer visible el llamado «problema valenciano» de reivindicación de una financiación y unas inversiones justas para el territorio, pesaba más un cálculo estratégico. Aparte de la singularización del calendario de ahora en adelante, los socialistas confiaban en que en esta cita se daría una importante participación -como así ha sido- y que el arrastre de la marca nacional con Pedro Sánchez les beneficiaría. La jugada, que generaba dudas por lo arriesgado que resultaba, ha dado frutos al lograr una movilización del electorado ante el mensaje del miedo a Vox tras el escenario que dejaba Andalucía. Esta determinación también tenía otro objetivo, y era el de aumentar la distancia con sus socios de Compromís, lo cual se ha producido. Si hace cuatro años se situaron en una diferencia de cuatro escaños -en cierto momento de esa noche electoral se llegó incluso a temer por un «sorpasso»-, en 2019 les separan once. De hecho, obtienen más votos que la suma de Compromís y Podemos-EUPV, lo que señala a Puig casi con toda probabilidad de presidente. Compromís y Podemos bajan Los nacionalistas no salen fortalecidos en su posición de negociación de cara a un futuro ejecutivo. En 2015 obtuvieron el 18,71% de los votos (456.823) y 19 escaños. El lema de Mónica Oltra presidenta no parece, por tanto, que sea de fácil alcance. La coalición, que logró su mejor resultado en esa ocasión, entró con fuerza con un mensaje beligerante contra la corrupción y durante estos cuatro años la vicepresidenta del Consell aspiraba a superar a Puig, pero su imagen no ha mejorado con la gestión. Por su parte, Podemos ha bajado en cinco diputados, pese a lo cual sigue contando con representación en las Cortes -que quedara fuera era una posibilidad por la que se temía desde la izquierda-. La derecha, fragmentada y sin suma El análisis en la derecha no es menos relevante. La voluntad de repetir el pacto en Andalucía entre PP, Ciudadanos y Vox no podrá ser en la Comunidad Valenciana al no sumar la mayoría suficiente debido a la fragmentación. Los peores parados son, sin duda, los populares, que ya sufrieron un importante batacazo en las elecciones de 2015 en el que perdieron la mayoría del poder en las grandes instituciones (Generalitat y Diputación de Valencia) y en multitud de municipios. Aunque se mantienen como primera fuerza del bloque de derechas por un solo escaño, padecen la mayor caída de su historia en la Comunidad Valenciana, ya que cuando se presentaron por primer vez con sus siglas, en 1991, consiguieron 31 escaños. Un negro escenario para los populares, que habían conservado hasta hace cuatro años una hegemonía en el territorio durante 20 años con numerosas mayorías absolutas. Feudo que, además, había sido fundamental en el sostenimiento de la marca nacional. El papel desde la oposición de los populares valencianos, liderados por Isabel Bonig (quien cogió las riendas tras la debacle de 2015), no ha sido suficiente. Tampoco la llamada al voto útil. Y la pérdida de apoyos, a juzgar por los números, ha ido a parar mayoritariamente a Vox, que irrumpe en el parlamento autonómico con diez diputados (dos menos de los que pierde el PP). Mención especial merece igualmente Ciudadanos, que vive un notable crecimiento con cinco parlamentarios más y acorta su distancia respecto al PP. La formación naranja, a la que las encuestas auguraban un estancamiento e incluso cierto descenso, ha podido aumentar el número de apoyos. Pese a ello, su candidato a la presidencia de la Generalitat, Toni Cantó, se queda sin opción de formar gobierno.

De España http://bit.ly/2XTU9Pg

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