
Tras la abdicación por problemas de salud del Emperador de Japón, Akihito, el 30 de abril, al día siguiente comenzará el reinado de su sucesor, el Príncipe Heredero Naruhito. Siguiendo la tradición, cada reinado recibe la denominación de una era, o «gengo» en japonés, que marca los deseos para el país en esta nueva etapa y consta en calendarios y documentos oficiales junto a las fechas del calendario gregoriano vigente en casi todo el mundo. Cuando Naruhito, de 59 años, se convierta en Emperador el 1 de mayo, Japón entrará en la era «Reiwa», que significan «buena fortuna» y «paz» (o «armonía»). Con el «alegre florecer» que augura este nuevo periodo acabará la era «Heisei» del todavía Emperador Akihito, quien a sus 85 años protagonizará la primera abdicación en dos siglos en Japón. Tras sorprender a su pueblo en 2016, cuando anunció su intención de retirarse por su delicada salud, Akihito dará el relevo al Príncipe Naruhito en una sucesión en dos partes: primero su abdicación a final de este mes y luego la coronación del heredero en octubre. Bajo una era que significa «Consiguiendo la Paz», Akihito ha llegado al año de «Heisei» 31 tras ascender al Trono del Crisantemo en 1989, a la muerte de su padre, el Emperador Hirohito. Tres décadas después, Japón se prepara para una nueva sucesión que no solo atañe a estos dos hombres, sino también a las mujeres de la Casa Imperial.
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