
La familia de Diana Quer entendió el juicio por el rapto de la joven de Boiro como la antesala del proceso por la muerte de la madrileña. De ahí que el padre de la fallecida quisiera estar presente en las dos sesiones de una vista en la que, de manera inesperada, el Chicle tomó la palabra para dejar entrever la estrategia que seguirá en un caso en el que se juega la prisión permanente revisable. Ante la atenta mirada del padre de Diana, presente en la sala como público, José Enrique Abuín ocupó el asiento central y pidió perdón. «Si pudiera dar marcha atrás más de dos años, lo haría, pero no puedo» manifestó en clara referencia a la muerte de Diana, aunque sin aclarar si estaba hablando de su asesinato o de su asfixia accidental, versión que Abuín mantiene sobre lo acontecido aquella madrugada y que ratificó su defensa en el escrito de acusación previo a la apertura de juicio oral. Con la voz entrecortada y evitando en todo momento pronunciar el nombre de Diana, el Chicle afirmó que «sentía mucho lo ocurrido» y anotó —presumiblemente con la vista puesta en el proceso por el caso Quer— que «ojalá algún día se sepa toda la verdad». Sus palabras no fueron bien recibidas por el padre de la madrileña, que manifestó que sus declaraciones «no me merecen ninguna consideración y tampoco lo creo». Acto seguido, Juan Carlos Quer mandó un mensaje al autor confeso de la muerte de su hija: «Que sepa que no va a salir en dos años y medio y no va a vender entrevistas a 10.000 euros porque la sociedad española no se lo va a permitir». Tan solo unos minutos antes, Quer se había puesto en pie en mitad de la sala de vistas para «testimoniar la presencia de mi hija aquí». Una actuación que le valió la reprimenda del tribunal y por la que se arriesgo a su expulsión. «Ella no puede estar aquí y quería testimoniar ese hecho», explicó a los medios con posterioridad. A la intensidad del momento en el que el padre de Diana reclamó su derecho a manifestarse ante el tribunal le siguieron ayer otros pasajes clave a la hora de determinar el comportamiento criminal de Abuín. Uno de los más llamativos lo protagonizó un agente de la Policía Judicial que describió al Chicle como un «ególatra» y vio en su historial delictivo un modus operandi evidente. «Hay unos patrones que mantiene inalterables, mientras otros van variando en función de las circunstancias» apuntó aludiendo no solo al crimen de Diana sino también a la presunta violación de su cuñada en 2005. «Vimos coincidencias en su forma de actuar, como la forma de abordarlas, que aprovecha que van ensimismadas o el uso de arma blanca», apuntó. Igual de revelador resultó el análisis del maletero del coche que Abuín usó esa noche, el mismo en el que introdujo a Diana, y en el que los agentes hallaron ADN y pelos de la chica. «Elige ese coche porque tiene un maletero estanco. Sabe que desde él no se puede acceder al interior del vehículo». Por eso, afirmaron ayer, Abuín dejó su Audi esa noche pese a que llevaba usándolo de forma ininterrumpida desde su compra, en marzo de ese año. 15 años de cárcel Con la petición de la Fiscalía, que pide rapto, lesiones, amenazas e intento de agresión sexual —«¿Para qué la metió en el maletero entonces? No hace falta decirle nada de contenido sexual» indicó la fiscal en su alegato— el juicio quedó ayer visto para sentencia. El Chicle se enfrenta a 15 años de prisión. «Para Abuín las niñas son un kleenex de usar y tirar» Demostrar la tentativa de agresión sexual en el caso de Boiro sentaría un importante precedente de cara a la celebración del juicio por la desaparición y muerte de Diana el próximo otoño. Ante la falta de pruebas de peso, la fiscal del caso se esforzó ayer en relacionar el rapto con el móvil sexual que se podría esconder detrás de este comportamiento. «Ella opuso resistencia y si no hubiera sido así no sé de qué estaríamos hablando hoy porque este sujeto busca no dejar huellas y llevársela para hacer con ella lo que le dé la gana», manifestó la representante del Ministerio Público en sus conclusiones finales. Su pensamiento concuerda con el del padre de Diana, que en una conversación con ABC indicó que Abuín «está intentando a través de su letrado que el asunto quede en una tentativa de robo. De espontaneidad nada y de lamentaciones cero. Las niñas son como un kleenex, papel para él, de usar y tirar. Su actitud es propia de los psicópatas, no existen personas, existen objetos para su uso y disfrute. Si tuviera empatía jamás hubiera hecho lo que hizo». Preguntando acerca de si considera que el Chicle ensayó ayer una maniobra para sacudirse la culpa de cara al juicio de Diana, Juan Carlos Quer no lo duda. «Cuando después de dos años, con la frialdad que supone tener un cadáver en un pozo, este individuo es capaz de intentar reiterar de nuevo otro delito pone en evidencia que no es un gesto de arrepentimiento sincero, solo pretende eludir lo que hizo», sostiene el padre de la joven de Pozuelo. A modo de balance del juicio que esta semana acogió la Audiencia provincial con sede en Santiago, Quer también subrayó el hecho de que la Guardia Civil hubiese puesto de manifiesto «que existe un patrón de conducta que se ha cumplido sistemáticamente». «El tribunal debe dar una respuesta a la pregunta que todos los españoles nos hacemos, ¿para qué la quería meter en el maletero? Porque si esto queda sin respuesta y no se sanciona como es debido, este individuo se habrá vuelto a reír. No tenía la intención de robarle el móvil, solo de quitarselo para que el teléfono no la ubicase. Repitió lo mismo que con Diana y yo le recuerdo al tribunal que tenía un maletero preparado con una sábana y cinta adhesiva» reflexionó el progenitor.
De España http://bit.ly/2P3SraO
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