miércoles, 3 de abril de 2019

El Barça se hunde y se salva

Valverde acudió a La Cerámica como si la Liga ya estuviera resuelta, dando descanso a Piqué, Rakitic y Messi. Los que no juegan tanto salieron con ganas y en el minuto 2 Asenjo por los pelos salvó el primer gol del Barça. El entusiasmo de Arturo Vidal era una buena metáfora de cómo los suplentes trataban de aprovechar su oportunidad. Pero el primer azulgrana que brilló fue un titular indiscutible, Ter Stegen, con una mano soberbia, para rechazar un cabezazo de Iborra en el minuto 6. Sin solución de continuidad, otra vez el portero barcelonista repelió providencialmente un disparo peligrosísimo de Chukwueze. El intercambio de golpes parecía igualar a los dos equipos, pero el Barça en el 12 concretó lo que los locales habían fallado antes, y Coutinho empujó un buen centro de Malcolm. El mismo Malcolm, hasta esta noche segundón y a partir de mañana ya veremos, remató de un muy buen cabezazo cruzado un centro dulcísimo de Arturo Vidal. Coutinho en el 18 estrelló en el poste algo más que su disparo: su tremenda, incomprensible mala suerte. Pero la ráfaga duró sólo unos minutos porque en el 23 Chukwueze aprovechó lo que había desperdiciado antes y metió a su equipo en el partido. El Barça perdió en chispa y ganó en control y el Villarreal se defendía ordenado y mordía a la contra, recuperada su fe en la remontada. A la media hora de juego, los locales volvían a ser un equipo absolutamente capaz de todo. Fue especialmente meritorio que volvieran a competir tan vigorosamente, no sólo porque perdían 0 a 2 -que habría sido 0 a 3 de no ser por el gafe de Coutinho- sino porque estaban en caída libre, cautivos y desarmados. Los dos equipos atacaban mucho mejor de lo que defendían, lo que es bastante insólito en el fútbol moderno. El Barça echaba de menos a Piqué y a Semedo y Umtiti cantaba como los mariachis de Botafumeiro, esos a los que le das 5 euros pero para que sobre todo no pasen por tu mesa. Los de Valverde agradecieron que Hernández Hernández pitara el final de la primera parte. La segunda parte empezó canónicamente, es decir, con Messi saliendo a calentar. Euforia incluso en la afición rival. Pero antes sucedió lo que con su salida se quería evitar, y es que Toko Ekambi empató el partido, al convertir en un disparo lo que hasta él quería que fuera un centro. Parecía que el Barça podía ganar un partido convincentemente sin Messi pero se le escapó y tuvo que recorrer a su genio. El Villarreal jugaba a poner balones largos a sus dos africanos -Chukwueze y Toko Ekambi-, que ponían en agónicos apuros a Lenglet y a Umtiti. En el minuto 60, entró Messi por el gafe. Malcolm se abrió a la izquierda. Pero antes de que pudiera hacer nada, Iborra le dio la vuelta al partido marcando el tercero: no es por quitarle mérito, pero más facilidades no pudo tener. El Barça se lanzó al ataque pero con mucho riesgo, por la franca superioridad de Chukwueze y Toko Ekambi ante sus defensores. Messi es Messi pero la sensación de peligro no acababa de cuajar. En el 67, Chukwueze tuvo el cuarto pero una mano milagrosa de Ter Stegen mandó el balón al travesaño y luego a córner. Rakitic y Aleñá entraron por Busquets y Arthur. Muy pocas ideas del Barça con el balón y Bacca logró el cuarto en el 79 . Messi de falta acortó distancias en el 90 y Suárez empató en el 93 , convirtiendo en épica lo que era un hundimiento y ahuyentando al fantasma que, siempre en primavera, se le aparece al Barça. La Liga se decidirá el sábado en el Camp Nou.

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