miércoles, 2 de enero de 2019

Triste Navidad

Poco antes de comer canalones y turrones pienso en las fiestas navideñas, inevitablemente saltan a mi memoria las regatas Sydney-Hobart y Christmas Race. Una en Australia, la otra cerca, en Palamós. Una en la cresta de la ola, la otra decayendo. Recuerdo vagamente los inicios de la Christmas, nacida en Palamós por iniciativa de los Benavides, Abascal y Gorostegui, queriendo ser anfitriones una vez durante la intensa temporada olímpica que les llevaba a competir por toda Europa. Pensaron que las fechas navideñas supondrían un aliciente y las alejaba del repleto calendario que arrancaba en Cannes con la Sky Yachting sin casi parar hasta otoño. Además de sus amistades y relaciones para atraer regatistas extranjeros, pensaron que celebrar Nochevieja sería un plus. Porque entonces la Christmas se disputaba del 28 al 31 de diciembre. Residían en Palamós, siendo los principales ejes del proyecto de Miquel Company, entonces Presidente de la FEV que aun no era Real. Su idea era encubrir el prohibido profesionalismo creando la Escuela Nacional de Vela, donde los “tres mosqueteros” decían ejercer de monitores para justificar su sueldo. Era un apaño para competir contra los regatistas “militares” de los países de la entonces Europa del Este. Company sembró con éxito el despegue de los inmediatos y futuros triunfos de nuestra vela. Siempre me gustó llamarle “la fábrica de medallas”. Los años fueron pasando y la regata creció, pero empezó su ¿inexorable? declive. Recuerdo que la ya RFEV incluía la Christmas en el programa de todas sus clases olímpicas, ya fuera para selecciones o entrenamientos oficiales. Qué mejor que apoyar y potenciar la regata internacional pionera de clases olímpicas. No puedo recordar aunque es reciente, tal vez por confuso, como el Trofeo Princesa Sofía le mojó la oreja y la cita de Palamós perdía pistonada. Pienso en la Christmas y me invade la melancolía, tan a flor de piel en estas fechas navideñas. No sé exactamente las razones de su declive, una Christmas que en esta edición solo ha sido capaz de atraer cuatro clases olímpicas, aunque con muy pocos olímpicos. El Finn, que ya es casi como si no lo es, los Laser para mujeres y hombres, el 470 masculino, y como relleno Laser radial masculino y 420. Curiosamente esta clase de promoción es la que cortó la pana en Palamós, aportando 94 de los 237 participantes. Olímpicos o preolímpicos españoles pocos, muy pocos, con la única presencia del equipo y aspirantes del Finn. Los extranjeros de nivel tampoco acuden ni se les espera. Seguro que un cúmulo de circunstancias la han llevado hasta aquí, un punto de difícil, aunque posible, retorno. Cuando busco informaciones de regatas veteranas y veo que la web no guarda su propio historial, pienso que algo no va bien. La Christmas Race de Palamós tampoco.

De Deportes http://bit.ly/2QgoBi2

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