
Polyana Viana, luchadora de la UFC de 26 años, estaba esperando un taxi en el barrio de Jacarepagua en Río de Janeiro cuando se le acercó un hombre. Este comenzó pidiéndole la hora, pero lejos de marcharse cuando Viana se la dijo, la amenazó con sacar su arma si no le entregaba el teléfono móvil. Lo que no sabía el ladrón es que estaba intentando atracar a una de las luchadoras estrella de las artes marciales mixtas. «Yo estaba esperando un Uber cuando un hombre se me acercó, se sentó a mi lado y me preguntó la hora. Se la dije y me di cuenta que no se iba a ir. Me puse el móvil en la cintura y me dijo: "Dame el teléfono. No intentes reaccionar porque estoy armado". Entonces puso su mano sobre el arma, pero noté que estaba muy suave», ha contado la deportista brasileña. Por ello, lejos de ceder a las amenazas, Viana golpeó a su atracador hasta conseguir reducirle. Fue entonces cuando avisó a la policía, a la que esperó mientras mantenía inmovilizado al ladrón. La reacción de la luchadora fue tan rápida que sorprendió al delincuente: «Pensé que si era un arma no le daría tiempo a sacarla. Me levanté y le lancé dos puñetazos y una patada. Él cayó al suelo y le apliqué una técnica de estrangulación agarrándole el cuello por detrás de la espalda. Después le senté en donde estábamos antes y le dije que esperaríamos a la policía». «Estaba tranquila porque él ni siquiera reaccionó después de los golpes, creo que estaba asustado. Así que no reaccionó. Me dijo que lo dejara ir, pero yo estaba muy enojada y le dije que iba a llamar a la policía y él respondió: "Llama a la policía, entonces", porque tenía miedo de que lo golpeara más», apuntó Viana. On the left is @Polyana_VianaDF, one of our @UFC fighters and on the right is the guy who tried to rob her #badfuckingidea pic.twitter.com/oHBVpS2TQt— Dana White (@danawhite) 7 de enero de 2019La historia ha saltado a los medios de comunciación después de que Dana White, presidente de la UFC, haya subido a sus redes sociales una imagen de cómo quedó la cara del ladrón después del intento de robo. «Yo estaba bien y a él se le veía asustado. Me pidió que le soltara, que sólo me había pedido la hora y yo le dije que "la hora, mis cojones" y que no le iba a soltar hasta que llegase la policía». Y así fue. El atracador se fue detenido y con el cuerpo magullado por los golpes recibidos. El arma resultó no ser de verdad, sino una hecha de cartón.
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