La increíble historia de Lucas Barrón, primer participante con síndrome de Down

El Dakar se nutre de los héroes. Ya sea en África o Sudamérica, nada sería del mítico certamen sin los valientes que se lanzan a surcar sus dunas. Un nombre ha levantado especial expectación entre los motores que rugen durante estos días en Perú. Un chico de 24 años que se merece más que nadie ese adjetivo de valiente. (Horario y dónde ver el Dakar 2019) En su cuadragésimo primera edición, el rally más duro del mundo contará por primera vez en su historia con un participante con síndrome de Down. Lucas Barrón se lanza a la aventura peruana como copiloto y sus indicaciones no irán dirigidas a un desconocido. A su lado estará su padre, Jacques, en el equipo que lleva su apellido: «Barrón x 2». Él no puede esperar más, su sueño está a punto de cumplirse. Estos días han sido muy intensos para Lucas. Le han llamado desde todos los rincones del mundo. A pesar de que su teléfono no para de sonar, atiende a ABC camino al podio de salida, acompañado de toda su familia. «Estoy preparado, pero estoy un poco nervioso porque es la primera vez que corro el Dakar. Esta noche pasada no he dormido nada. Las próximas diez noches seguramente tampoco duerma. Vivo por esto», asegura lleno de emoción. Ha nacido para el deporte. Lucas también practica fútbol, natación, ciclismo y surf, pero nada mejor que un buen motor con el que desafiar sus límites. Padre e hijo disputarán la competición a lomos de un UTV (vehículo utilitario todoterreno), un coche que Lucas conoce a la perfección gracias a su pasión por la mecánica. «Desde pequeño me gustan los motores. Mi papá me enseño muchas cosas. Ahora voy a ayudarle a tener el motor perfecto, la ruta y los neumáticos». Raro es no ver a Lucas revisando en todo momento los engranajes de su coche, siempre a punto. Curtidos en casa Los Barrón están curtidos en casa. Son originarios de Perú, donde la prueba se desarrollará íntegramente por primera vez. Ambos ya participaron en los rallies Baja Inka y Desafío Inca el año pasado para prepararse para su gran día. Si había un lugar en el que estaban predestinados a correr, ese era su país. «Creo que partimos con algo de ventaja con respecto a los pilotos extranjeros. Nosotros vivimos en la zona donde son las primeras etapas, que es donde entrenamos. Es la carrera más difícil del mundo y que muy poca gente termina», afirma Jacques. Jacques no es un desconocido en el mítico raid. Ya participó en él en cinco ocasiones, cuatro de ellas de forma oficial. Son muchos kilómetros a sus espaldas, pero no hay duda de que para esta edición es especial para él. «Conseguir un buen copiloto es de lo más difícil que hay en los rallies. Pero yo he tenido la suerte de que he tenido un copiloto desde hace 24 años que siempre ha estado a mi lado. Además, todo el país se ha volcado con nosotros, lo que supone un extra de responsabilidad», añade. A él no le basta con participar. Lucas quiere dejar su nombre grabado en la tierra: «Si quieres hacer algo especial, trabaja duro y llega a la meta». 5.000 kilómetros le separan de esa ansiada bandera de cuadros de Lima el 17 de enero. Corre en casa y lleva el dorsal número 433. Es la prueba más dura del mundo, esa es su mayor motivación.

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