El Valencia sigue sin conocer la victoria

Valencia y Betis igualaron sin goles en un partido intenso y trepidante, pero en el que apenas se registraron ocasiones de gol y que fue de color bético en la primera mitad y del valencianista en la reanudación. El partido midió a un Betis que quería tocar el balón ante un Valencia que cifraba sus posibilidades en la contra, aunque en el tramo final del choque, se invirtieron las tornas y mandó más el conjunto local. Inui en el primer periodo tuvo la más clara para el equipo sevillano y Parejo envió un balón al larguero en el segundo periodo. El partido dio comienzo con un dominio absoluto del Betis, que se adueñó del balón, con circulaciones rápidas y precisas, y supo encontrar muchos espacios para jugar en superioridad, ante un Valencia que corría detrás de la pelota sin hacerse con ella. Pese a ello antes del cuarto de hora de juego, llegó la primera ocasión de gol en una contra local en la que Gameiro remató sin potencia. Esta tónica de juego se mantuvo hasta el ecuador del primer periodo, cuando Inui tuvo la mejor opción para su equipo, en una jugada en la que el futbolista japonés dribló al meta del Valencia, pero Piccini evitó el gol sobre la misma línea de meta. Tras esa jugada el partido se niveló un poco como consecuencia de las interrupciones por faltas y tarjetas que rompieron el ritmo de los béticos, pero también porque el Valencia consiguió que la posesión del rival bajara y amortiguar así el dominio absoluto del con junto de Quique Setién. Esa dinámica se mantuvo hasta el descanso, con algunas alternativas en ambas porterías, pero sin claridad, aunque con un Betis superior al equipo de Marcelino García Toral en el conjunto de la primera mitad del choque. La misma tónica se mantuvo en el tramo inicial de la reanudación. El Betis tenía las ideas más claras, pero no tenía al Valencia tan a su merced. Al partido le hacía falta un gol para invertir dinámicas, que pudo llegar en el minuto 54 en un balón que Parejo envió al larguero, tras un buen pase de Rodrigo. Poco después ambos técnicos movieron ficha con la entrada de Guedes en el equipo local y de Joaquín en el visitante, aunque sin variar ningún planteamiento. A partir de ese momento, el Valencia le metió una marcha más al encuentro, incrementó su posesión de balón y jugó más cerca de la portería de Pau López, aunque sin disponer de ocasiones diáfanas para marcar. El Betis ya no era el dueño del encuentro como en el primer periodo, pero no se limitaba a defenderse, ya que mantenía su voluntad de sacar el balón jugado, lo que dejaba el encuentro lejos de quedar cerrado. Al Valencia, sin victorias en su casillero, el punto le sabía a poco, pero el equipo era consciente de las virtudes del Betis, que era el que en el tramo final del encuentro encontraba espacios al contragolpe. El final fue intenso. Un partido de ida y vuelta en el que nadie renunció a buscar el gol, pero en el que nadie lo encontró

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