lunes, 24 de septiembre de 2018

El Gerona y el VAR toman el Camp Nou

Se había hablado mucho más del partido de vuelta que del de ayer, por si finalmente se jugará en Miami. Tebas tiene razón y cualquier oportunidad de ampliar el negocio es interesante explorarla y explotarla. Los aldeanos que tanto se quejan de iniciativas como ésta tendrían que preguntarse cómo vamos a pagar a los tan deseados cracks si antes no ganamos el dinero. Demasiado sentimentalismo tribal y tan poca inteligencia creativa. Hablando de localismos, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, estuvo en el palco del Camp Nou. Poliamor en la grada: y todo el odio que despierta el Español entre los barcelonistas, se vuelve ternura con el Gerona: buenos catalanes, malos catalanes y el business lo hace quien reparte los carnets. En castellano, por cierto, hay que decir Gerona, tal como en catalán decimos -y escribimos- Reial Madrid, Saragossa, rei Felip o Camps Elisis. El complejo, aunque sea de inferioridad, es también una falta de respeto. Lo importante se traduce. El Barcelona empezó poco preciso, pero ahogando pese a ello ahogando al Gerona en el último tercio de su campo. Gil Manzano, la piel demasiado fina, enseñaba demasiadas cartulinas amarillas. Se defendían bien los visitantes, incomodando a los de Valverde en sus posesiones. El Barça dominaba, pero se precipitaba. Sin fluidez, sin coordinación. O llegaba pronto o demasiado tarde. Pero todo ello lo resolvió como siempre Messi en el minuto 18, rematando quirúrgicamente una buena asistencia de Arturo Vidal, que leyó con notable audacia el momento. Octavo gol del argentino esta temporada, el quinto en la Liga. Gil Manzano, a instancias del VAR, con Del Cerro Grande al frente, expulsó a Lenglet de roja directa por un codazo a Pere Pons. Fue una reinterpretación muy forzada de la acción, por la que el presunto agredido no sólo no protestó sino que incluso se disculpó con el expulsado por interpretar que la falta había sido suya. El codazo existió, pero hay que querer ver mucho más allá de lo que sucedió para apreciar voluntariedad. Doblete de Stuani Con la superioridad numérica, los de Eusebio adelantaron su presión y Stuani empató en el 44. Umtiti empezó a calentar. Al regresar del descanso, todavía en el túnel de vestidores, Piqué insistía irresponsable y estérilmente protestándole a Gil Manzano la expulsión de Lenglet. ¿Para qué? Valverde, algo cobarde, sustituyó a Dembélé por Umtiti. El Gerona volvió ambicioso, a ganar y otra vez Stuani marcó para adelantar a su equipo. En la acción previa de la misma jugada, Piqué le había hecho penalti a Portu. 68% de posesión para los visitantes en lo que llevábamos -8 minutos- de la segunda parte. Messi necesitaba a Coutinho como el aire que respiraba y Valverde se lo entregó en el 58 en detrimento de Arthur. Rakitic entró por Arturo Vidal. Acto seguido, Messi estrelló una falta en el larguero en su primera ocasión para empatar. Pero quien empató de cabeza fue Piqué y el Camp Nou estalló de alegría clamando remontada. Messi volvió a tener una falta óptima pero resbaló al chutarla. El Gerona se defendía como podía y el Barça, haciendo honor a Helenio Herrera, jugaba mejor con 10 que con 11, volcado en su ataque y gol más voluntarioso -eso sí- que productivo. El Gerona quería y no podía calmar el partido. El Barça atacaba pero no concretaba. Eusebio no renunciaba a la victoria y su último cambio -Duombia, una bestia en espacios abiertos, por Portu- fue una demostración más de su noble espíritu. El Barça no se rindió y compitió con talento y ganas, pero la gracia del tercer gol no le fue concedida. Y este fue el premio de tanto entusiasmo localista: dos puntos.

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