sábado, 5 de agosto de 2023

Aitana mete a España en los cuartos del Mundial y en la historia

PESTAÑA suiza-espana-mundial-fem-octavos Crónica 4 España pone un pie en la Luna, primera vez que pasan una eliminatoria en un Mundial. Y lo hace con la versión más reconocible, la de la alegría, la concentración, la fortaleza defensiva y los goles. En 2015, empate con Costa Rica (1-1), derrota ante Brasil (1-0), y Corea del Sur (2-1). En 2019, victoria ante Sudáfrica (3-1), derrota ante Alemania y empate con China; en octavos, Estados Unidos (1-2). Pero en Nueva Zelanda, en Eden Park, cuna de los All Blacks, España fue esa selección que tanta ilusión había despertado y tantos elogios ha levantado en todo el mundo. Partidazo de presión, valentía y colectivo, aunque fuera Aitana Bonmatí la que simboliza la calidad de este grupo que, lo dicho, anuló a Suiza para poner un pie en la Luna. Octavos Suiza-España Suiza Thalmann; Stierli, Maritz, Aigbogun (Calligaris, 46), Riesen (Marti, 85); Reuteler (Mauron, 46), Sow (Terchoun, 46), Waelti, Piubel (Humm, 75); Bachman, Crnogorcevic. España Cata Coll; Ona Battle, Irene Paredes, Ohiane Hernández, Laia Codina; Teresa Abelleira (María Pérez, 64), Aitana Bonmatí (Irene Guerrero, 77), Jennifer Hermoso (Alexia, 77); Salma Paralluelo (Athenea, 84), Esther González (Eva Navarro, 64), Alba Redondo. Goles 1-0, Aitana Bonmatí, min. 5; 1-1, Laia Codina (propia puerta), min. 12; 2-1, Alba Redondo, min. 17; 3-1, Aitana Bonmatí, min. 36; 4-1, Laia Codina, min. 45; 5-1, Jenni Hermoso, min. 70. Árbitra Cheryl Foster (Gales). Amonestó a Stierli (73). Había nervios, un Japón que no se había ido del todo y que no se sabía si saldría a florecer si Suiza apretaba. También propios si las ocasiones no llegaban o si no alcanzaban los últimos metros. Pero esta España era la que predijo Vilda, la que había aprendido y la que se levantaría. Esa versión que todavía no se había reivindicado. Así fue. Una Paredes que bajaba las pulsaciones del personal en las pocas ocasiones en las que llegaron las suizas, una Alba Redondo inquieta y participativa, una Esther guerrera y una Aitana Bonmatí en todas partes que se echó el equipo a la espalda. Por fin ocasiones, que esto no era Japón y se llegaba con facilidad y alegría por las bandas, sobre todo la derecha, con Oihane y Redondo en todo su esplendor. Y por fin con la energía, la personalidad y las ideas claras para atacar las segundas jugadas. No entró el remate de Alba, pero se trabajó el rechazo, retrasó para Aitana y esta dejó la firma de su calidad: remate de tacón y delicatesen por la izquierda para aplacar el nerviosismo y poner a España en la rampa de despegue. No se olviden de este gol. Porque incluso con el error de coordinación entre Laia Codina y Cata Coll , ambas debutantes en este partido y en un Mundial y que supuso el empate a uno, España mostró calma y superioridad. Ante ese autogol, los aplausos de Aitana, los gritos de Paredes. Ante las dificultades posteriores, la explosividad de Jenni y Esther, la presión de Aitana, y el descaro de Abelleira, que volvió a desquitarse con lanzamientos desde fuera del área. Y para corroborar en el marcador esa superioridad, el segundo tanto, marca de la casa: centro de Ona al que no llega Aitana, pero hay segunda jugada con una Alba Redondo que sí llega y remacha a la red. La España que enamoraba, esa versión que Vilda sabía que estaba ahí, agazapada, en el mejor momento. Por ahora. Solo una aproximación de Sow, y era en fuera de juego, hizo levantar el ánimo de Suiza en la primera mitad. El resto, color azul de España siempre en campo contrario. Hubo seis saques de esquina, dieciocho remates, por cero de Suiza. Eso que tan bien se hizo ante Costa Rica y Zambia y que no salió ante Japón, fue muestra de superioridad en este partido de octavos. Como los 330 pases, por 100 rivales, que sí fueron efectivos. Como Aitana, que volvió loca a la defensa suiza y colocó el tercero con otra genialidad con la zurda: regate, delicatesen, cuatro defensoras en el suelo y definición perfecta. Como aquel otro tanto del inicio. Tan superior España que hasta tuvo opciones de redimir a las marcadas. Laia Codina, con remordimientos de ese autogol, se coló en un barullo en el área y descerrajó con la zurda. Gol de redención y alegría para un grupo que volvía a divertirse en el campo y a divertir. En Eden Park, sin lluvia ni viento, y sol en la primera parte porque eran las 17 horas aquí, hay cánticos de «Yo soy español, español, español», una buena comunidad de padres de jugadoras y amigos que incluso agradeció el viaje con cánticos de «Rubiales, Rubiales». Y hay momentos para que disfruten las que menos minutos tienen. La debutante Cata Coll se sacó un disparo a bocajarro de Terchoun; Laia Codina, un gol en propia que solucionó con otro a favor; y minutos en la segunda parte para María Pérez , apuesta personal de Jorge Vilda y Eva Navarro . Hubo, como ha pasado en todos los partidos, bajada de intensidad tras el descanso. Controlada la pelota, anulada Suiza, era lo normal. Bajar el ritmo porque ya se había puesto a tope en la primera mitad. No disminuyó la concentración, no obstante, solo se dosificaron fuerzas porque, una vez en la historia, por qué no hacer más grande el libro. Una página está, sin duda, dedicada a Aitana Bonmatí. Concentrada, con una rabia contenida que soltó al ataque y en la defensa. Animando a sus compañeras para ser agresivas, animando a sus compañeras si había algún error. Exigiendo a las jugadoras suizas que dejaran de celebrar el autogol porque tenía prisa por deshacer el empate, por llevar a España a la historia. Directora de orquesta en las bandas, en los regates, recibiendo el balón, pidiéndolo en todas partes, entregándolo de buen grado a derecha y a izquierda. Puño de celebración hacia Vilda cuando la sustituyó por Alexia, a un cuarto de hora del final. Otro tanto en el lado contrario, con una Irene Paredes superior en todas las facetas. También competitiva hasta el extremo, se quedó muy fastidiada por ser protagonista de los cuatro goles de Japón. «Estás en la línea y participas en todos los goles y algunos estuve a punto de pararlos y no lo pude hacer. Así es mi vida como defensa», explicaba en el pospartido. Pero hay un seguro con ella en la línea de la retaguardia. No solo por lo que hace con el balón en los pies, es, sobre todo, por lo que hace cuando no lo tiene. Hay batuta para señalar el pase propicio de sus compañeras, hay velocidad para atrapar, esta vez sí, las escapadas de su compañera de equipo Ana Maria Crnogorcevic, hay seguridad para calmar los nervios de quien tiene alrededor, especialmente de una Cata Coll debutante y con solo tres partidos en sus espaldas este curso, y hay una valentía absoluta para comandar la defensa e iniciar el ataque. Ante Japón dolió el resultado y el cómo. Ante Suiza se reivindica la mejoría con el resultado y el cómo. El partido perfecto cuando tocaba para romper la historia y poner a España donde todo el mundo quería verla. Por el momento, en cuartos de final de un Mundial.

De Deportes https://ift.tt/Awv3yFX

0 comentarios:

Publicar un comentario