Yulimar, preparada «para volar lejos»

Sueña Yulimar Rojas con saltos infinitos. A diario imagina ese brinco perfecto que le instale, si es que no lo está ya, en el Olimpo de los mejores atletas de la historia. La caraqueña, 27 años, enormes su cuerpo y su simpatía, se convierte hoy en la reina del estadio nacional de Budapest con la final del triple salto, donde aspira a su cuarto título mundial al aire libre consecutivo. Solo ella es capaz de dejar en un segundo plano a las dos finales del 200 y los presumibles dobletes de Noah Lyles y Sha'Carri Richardson. Noticias Relacionadas estandar No Atletismo Ingebrigtsen revive su peor pesadilla Javier Asprón estandar No Atletismo El Mundial recompensa la valentía de la letona Agate Caune Javier Asprón La venezolana vuelve a acaparar los focos por más que este año aun esté lejos de asombrar al personal. Durante el verano se ha prodigado poco, y a Budapest llega como líder mundial del año con 15.18, pero lejos de los 15.78 que estableció como récord mundial el año pasado. En la clasificación solo le hizo falta un intento para lograr la Q mayúscula: 14.59. Yulimar apenas pasó una hora en la pista antes de regresar al hotel a descansar. «El calor está haciendo bastantes estragos, así que no me quería desgastar mucho», dijo antes a un reducido grupo de periodistas españoles. Cuenta Yulimar que está tranquila y contenta, dos factores clave para poder rendir al cien por cien. «Se trata de divertirse. Este es un campeonato para eso», asegura, aunque también dice echar de menos a Ana Peleteiro , compañera de entrenamientos en Guadalajara. «Ojalá la veamos pronto en un gran campeonato. Sé que se está preparando muy bien». No está la gallega, pero sí María Vicente, que se quedó fuera de la final de triple por un suspiro. Empatada con las estadounidenses Jasmine Moore y Tori Franklin en 14,13, a la española le penalizó que su segundo mejor salto era inferior al de las americanas. A estas alturas, Yulimar dice no sentir la presión en los grandes campeonatos ni por la posibilidad de superar esa plusmarca mundial. «Eso es lo que todos esperan de mí. Yo también lo espero de mí y por eso trabajo todos los días, para sacar la mejor versión de mí misma. Ahora tengo una nueva oportunidad. Me siento feliz porque la temporada ha sido óptima y la he estirado de la mejor forma para llegar a tope al Mundial. Estoy preparada para llegar a la pista, comerme la fosa, saltar, y volar muy lejos. Podemos soñar en grande». Bromea la venezolana, o quizás no tanto, con que su mayor motivación ahora es superar los nueve títulos mundiales de su entrenador (cuatro al aire libre y cinco en pista cubierta). Ella lleva seis. «Es lo que me llena y me da fuerza, y él lo sabe. Quiero superarlo en todos los sentidos. Sé que es bastante difícil, pero cada día me estoy acercando más. Ya está temblando». Pero aún tiene un reto superior a ese. Saltar dieciséis metros es una obsesión que mantiene desde hace tiempo. Está convencida de que llegará, pero no se atreve a poner una fecha definitiva. «Sé que estoy preparada. Llegar a los dieciséis es mi sueño. Es lo que deseo y lo voy a conseguir. No sé si hoy o mañana, en este campeonato o en el siguiente, pero estoy destinada a eso. Nací para cosas grandes y seguiré persiguiendo mi sueño». El doblete, en París De fondo, no pierde de vista el salto de longitud. Porque Yulimar, como a todos los grandes atletas de la historia, su prueba se le empieza a quedar pequeña y necesita de nuevos retos. En principio ya quería haberlo intentado en 2022, pero World Athletics le quitó la mínima para competir en el Mundial por haberla realizado con unas zapatillas de triple, y por tanto no reglamentarias. Este verano solo ha competido una vez en longitud, en la Diamond League de Mónaco (6,61), y el reto del doblete parecía aparcado. Pero Yulimar no descarta sorpresas para los Juegos de París: «De momento quiero acabar a lo grande esta temporada, pero esa idea sigue latente. El año que viene es muy importante y va a venir cargado de cosas importantes. Tengo que revalidar mi título de campeona olímpica, pero sé que puedo apoyarme también en la longitud».

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