El Gobierno entiende que la solución en Cataluña es muy a largo plazo y que probablemente se tarde entre diez y quince años en recuperar la plena normalidad institucional. En el todavía breve tiempo que Pedro Sánchez lleva en el poder ha pasado de intentar confiar en Esquerra y gobernar con su apoyo a asumir que el partido de Junqueras está demasiado sometido a los rigores de su guerra fratricida con Puigdemont, como para poder mantener una estrategia sólida y un rumbo estable. Dirigentes republicanos lo admiten con resignación en privado. Sánchez no pretende ahora establecer un cordón sanitario contra los independentistas pero ha aprendido que no puede apoyarse en ellos. Por el ensayo/error, y por las lecciones que siempre... Ver Más
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