sábado, 27 de julio de 2019

El legado del cardenal, las cartas del duque, el veto a las mujeres y un embrollo judicial

No solo es la institución española más antigua, sino que es más antigua que España, pues se fundó en 1364, cuando aún no se habían unido los Reinos de Castilla, Navarra y Aragón. Su fundador, el cardenal Gil de Albornoz, se adelantó más de cien años a la historia: reunió en un palacio de Bolonia (Italia) a jóvenes castellanos, andaluces, aragoneses, catalanes, gallegos, navarros y extremeños, y bautizó a la institución como Colegio de España («Casa Hispánica»). De allí salió Carlos I el 6 de enero de 1530 para ser coronado Emperador y, desde entonces, goza de protección regia y tiene el título de Real. Hoy sigue concediendo becas a estudiantes brillantes para hacer el doctorado en la Universidad de Bolonia -uno de los centros académicos más prestigiosos del mundo-, y ser un «bolonio» es todo un signo de excelencia. Sin embargo, el Real Colegio de España también tiene un lado oscuro, herencia de su pasado, y es que para aspirar a sus becas, además de cumplir otros requisitos, como ser español o portugués, católico y de conducta irreprensible, hay que ser hombre. En pleno siglo XXI, los responsables de la institución aún no han eliminado la exclusión por razón de sexo o religión, pero ahora tanto el colegio como su patrono y los colegiales afrontan otros problemas que han pasado a un segundo plano la discriminación de género. Asalto ministerial En sus más de seis siglos de historia, el Real Colegio de España en Bolonia ha sufrido guerras, intentos de usurpación, asaltos, clausuras, reaperturas y etapas de decadencia y ruina, pero siempre ha conseguido salir adelante y mantener el prestigio. Ahora, se ha convertido en escenario de una nueva batalla que se libra en los tribunales españoles e italianos. Para algunos se trata de una defensa frente a la intromisión del Gobierno español, al que acusan de imponer un rector en contra del Patronato que rige la institución. Antiguos colegiales califican estos hechos de «asedio» o de «asalto ministerial». Todo ello a pesar de que se trata de una fundación privada que no recibe subvenciones públicas y que asombrosamente sigue financiándose con el patrimonio que dejó su fundador hace seis siglos y medio. El caso es que hay cinco pleitos abiertos en España (en el Tribunal Supremo y en la Audiencia Nacional) y otros cuatro en Italia. El conflicto arrancó el 13 de octubre de 2014, cuando se celebró una reunión de la Junta del Patronato en la que supuestamente se eligió rector del colegio a Ángel Martínez Gutiérrez, catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Jaén. Días después, el 5 de noviembre, el presidente de la Junta, que era Íñigo de Arteaga y Martín, duque del Infantado, dejó sin efecto ese nombramiento a petición de más de cien excolegiales por las supuestas irregularidades producidas en esa reunión. En las juntas celebradas en febrero y marzo de 2015 -esta última ante notario- no se aprobó el acta del nombramiento y, además, se «cesó y/o destituyó» al rector nombrado «por si acaso su nombramiento tuviese algún viso de validez». Y, además, se comunicó al Ministerio de Exteriores. Así figura en los comunicados que el duque del Infantado hizo públicos antes de morir el 9 de junio de 2018 y en los que ya anunciaba que no se encontraba «en idóneas condiciones de salud». El duque del Infantado era patrono y presidente del Patronato del Real Colegio porque le correspondía por herencia la Jefatura del Linaje o Casa de Albornoz, tal como establecen los Estatutos de 1919. Pero no por ser duque del Infantado, sino por su condición de marqués de Armunia, Ariza y Valmediano, que son los títulos históricamente vinculados al Linaje de Albornoz, según los documentos del archivo histórico del Colegio. A pesar de sus gestiones en contra del nombramiento del rector, en febrero de 2015, el entonces ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo , decidió seguir adelante con el nombramiento de Ángel Martínez, y pidió al Rey que sancionara un Real Decreto sin haberlo sometido previamente al Consejo de Ministros, una práctica que cuestionan destacados juristas. El informe de la Abogacía No obstante, Margallo respaldó su Real Decreto con un informe de la Abogacía del Estado, firmado por Marta Silva de Lapuerta y con fecha del 30 de enero de ese año, según el cual, «el nombramiento del rector del Real Colegio de San Clemente de los Españoles en Bolonia corresponde a S.M. el Rey, a propuesta de la Junta del Patronato del Colegio, no siendo preceptiva su aprobación por el Consejo de Ministros». Dicho Real Decreto establecía que el nombramiento era de conformidad con los Estatutos del Real Colegio y a propuesta de la Junta del Patronato, a pesar de que el presidente de la Junta, el duque del Infantado, había dejado sin efecto el nombramiento. Consultado por ABC, García-Margallo asegura que no se acuerda de aquel nombramiento. «Fue un lío monumental, pero no me acuerdo de lo que pasó allí», afirmó. «Era muy complicado y yo le voy a confundir porque no me lo sé», insistió a preguntas de este periódico. Un palacio único en Bolonia envuelto en la polémica A pesar de los pleitos judiciales, el Real Colegio de España de Bolonia mantiene su actividad académica y cultural y sigue concediendo becas de doctorado a estudiantes brillantes. Ser un «bolonio» es un sello de excelencia. Sin embargo, las gestiones del exministro no se limitaron a la aprobación del Real Decreto por una vía que algunos juristas tachan de inconstitucional, sino que en abril de 2016, cuando actuaba como ministro en funciones, expidió un certificado europeo para exigir su aplicación en Italia, después de que unos jueces de ese país ordenaran su suspensión. Entrada física Aunque García-Margallo dejó de ser ministro de Asuntos Exteriores en noviembre de 2016, las consecuencias de su intervención siguen coleando y, desde hace cuatro años, «la institución vive un asalto ministerial», según personas próximas al Real Colegio. Además de los intentos de ejecución del Real Decreto en Italia y de la suspensión ordenada por jueces italianos, uno de los episodios más inquietantes fue el intento de entrada física en el Colegio. Según dejó escrito el duque del Infantado, la mañana del 2 de septiembre de 2016, «aprovechando que el Colegio está cerrado y con su único habitante (el cocinero Benito) por todo guardián», Martínez intentó «posesionarse del colegio y sus bienes». El «atropello» se pudo impedir porque «alguien» alertó a un abogado, que envió al colegio a dos colaboradores y frustraron el intento, prosiguen los escritos del anterior presidente de la Junta del Patronato. En la actualidad hay cinco pleitos abiertos en España -en el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional- como consecuencia, dicen, de los actos del Gobierno contra el Colegio, el patrono y los colegiales, y otros cuatro procedimientos en Italia, según fuentes próximas al Colegio de Bolonia. El conflicto también ha llegado al Consejo de Transparencia, que ha condenado al Ministerio de Exteriores por su opacidad en el tratamiento y la publicación del Real Decreto. Incluso, el nombramiento se trató en el Consejo de Ministros del pasado 8 de marzo, que presidió Pedro Sánchez y al que no asistió el ministro de Exteriores, Josep Borrell. El asunto llegó al Consejo después de que un antiguo alumno solicitara una revisión para anular el Real Decreto. Sin embargo, el Consejo de Ministros inadmitió la solicitud por entender que el antiguo alumno no acreditó «interés legítimo» para pretender la nulidad del Real Decreto, por no haber acreditado que presentó su candidatura al puesto de rector del Real Colegio antes de la Junta del 13 de octubre de 2014. A pesar de todas las complicaciones y de los pleitos judiciales, el Real Colegio sigue desarrollando su actividad académica y cultural y continúa siendo una de las instituciones más importantes de Bolonia. El relevo Tras el fallecimiento del anterior duque del Infantado, se puso en marcha el relevo en la presidencia del Patronato del Real Colegio, y esta responsabilidad -ahora envenenada por los pleitos judiciales- ha pasado a la siguiente generación. Íñigo de Arteaga tuvo cinco hijos: la mayor es Almudena, actual duquesa del Infantado; la seguía Íñigo, fallecido en un accidente de aviación en 2012, y los siguientes son Iván, que heredó el marquesado de Armunia, vinculado al Linaje de Albornoz; Ana Rosa, condesa de Santiago, y Carla, marquesa de Laula.

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