viernes, 25 de enero de 2019

Ramos acude al rescate de un Madrid copero y efervescente

No la toques ya más, Santiago Hernán, que así es la rosa. Eso se le podría pedir a Solari, que ha encontrado, pese a los despistes defensivos, algo con cara y ojos, piernas y velocidad. El Madrid dio continuidad a su gran partido contra el Sevilla. Se le vio desde el principio ligero de piernas y fresco de ideas, aunque el comienzo fuera malo. Una sencilla combinación del Girona por la izquierda desarticuló al Madrid; el centro de Raúl García lo remató Lozano de nuevo sin el debido cierre por parte de Marcelo, que volvía al once. Hojaldre defensivo en el Madrid que se fue remediando con los minutos. Los que habían sido burlados en la jugada, Lucas y Odriozola, se pasaron el resto de la primera parte vengándose y se redimieron inmediatamente con el empate: un centro de Odriozola, vertiginoso, y gol de Lucas. Fútbol rapidísimo de piernas y de ideas, pues todo partía de Benzema, ideador y autor del pase clarividente. La jugada no dejó de repetirse. Benzema bajaba a la mediapunta y abría el juego a Vinicius u Odriozola, muy protagonista de nuevo en la Copa. El Madrid jugó con extremos, con bandas constantes. El peligro era mayor por la derecha, donde Odriozola era tan insistente que obligaba a Lucas a jugar de lateral. A Vinicius le costaba afinar, pero aun con sus indecisiones la aportación neta era positiva. En el 21 ya le dio un gran pase a Benzema. Modric y Ceballos estaban felices, activos por delante de Casemiro, pero era Benzema el que daba el pase de la profundidad. Era un 9 dirigiendo a todos hacia el gol. No marca gol, lo orquesta. Alrededor de su posición y su finura se ha ido formando una coralidad. Nunca se ha visto a un Benzema tan líder. Esto recuerda quizás a la Segunda Unidad del Madrid de la última liga, cuando inspiró a los jóvenes suplentes. Superada la inicial fragilidad defensiva, el partido era ya totalmente del Madrid. La derecha era una dinamo y por la izquierda, con un Marcelo menor, Vinicius se entonaba. Chutó en el 29, su rosca característica, y siguió dando longitud y ritmo al equipo. Es la correa que le faltaba al motor del Madrid. Su principal transformación, porque además potencia a Benzema. Vinicius no define del todo bien, es aun un extremo del «second best». Es casi mejor lo que no le sale que lo que intenta. Por eso, incluso de sus fallos o sus dudas siguen saliendo cosas. En este sentido, su imperfección recuerda a la del Raúl de los primeros meses, que fallaba pero resultaba igualmente una bendición. Pasaban los minutos, el partido iba 1-1 y al público le daba lo mismo porque se estaba divirtiendo. El Madrid estaba jugando muy bien, acercándose a esa proporción áurea en la que el juego se acelera por las bandas. En el 39 se repitió la jugada tipo: balón al extremo de Benzema, pase de Vinicius y llegada de un no delantero, en este caso Modric. El VAR enseñó que no había penalti. Sí lo hubo inmediatamente después en un recorte de Vinicius a Lozano. Al suelo fue Vinicius, pero el que «cayó» fue Lozan o. EN VIDEO Gol de Sergio Ramos (2-1) en el Real Madrid 4-2 Girona Lo marcó Ramos con un nuevo Panenka. No es que haga panenka, es que lo está enriqueciendo con amagues sucesivos, con ese órdago que lanza a los porteros. Ha barroquizado o taurinizado el Panenka, lo ha achulapado, y los porteros caen con una expresión única de portero «panenqueado». El primer tiempo acabó con un tiro al palo de Benzema y los merecidos aplausos del público. El partido siguió parecido en la segunda mitad, aunque el Girona consiguió sellar mejor sus bandas. Odriozola dejó de tener espacios y el ataque del Madrid perdió su disfrutable fluidez. Solari aprovechó para refrescar la media con los retornos de Llorente y Kroos. En esos cambios perdió control el Madrid, y el Girona volvió a llegar de forma hilada. En el córner subsiguiente se produjo el penalti de Llorente, más infantil que instintivo, que marcó Granell con autoridad. El Isco por Ceballos de Solari terminó de modificar la media. Aunque la materia gris fuera de Benzema, ¿no había sido excesivo un cambio completo en el mediocampo? EN VIDEO El cañito de Vinicius que levantó al Bernabéu en el Real Madrid 4-2 Girona El Madrid ya atacó distinto, incluso atacaron otros. El primero, Isco, que pidió mucho el balón. En una de estas buscó a Vinicius, alborotador crónico, que se la dejó a Marcelo para la vieja sociedad de los momentos definitivos: su centro lo remató Ramos como auténtico 9 del Madrid. Ramos merece una estatua en el Bernabéu al lado de la que aun le deben a Hierro. Vinicius, que aun no es sublime pero que no tiene interrupción, le dio luego el cuarto gol a Benzema . La eliminatoria ya estaba patas arriba. Es un Madrid copero (por fin) y está tomando cuerpo.

De Deportes http://bit.ly/2MvkBu7

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