
Una eliminatoria que parecía un simple trámite para un Barcelona acostumbrado a pasearse en la Copa se convirtió en una pesadilla para los culés, que de repente le dieron la importancia que le escatiman al torneo del monarca. Los precedentes invitaban a una goleada y a un debut plácido de Murillo, que debía empezar a ganarse la continuidad. No estuvo mal el colombiano, que trató de imprimir intensidad en defensa, aunque salió en la fotografía de los dos primeros goles. Al final Denis Suárez sacó de la UCI al Barça con una eléctrica jugada que acabó en penalti. Coutinho lo marcó para convertir la eliminatoria en remontable. Viendo al Levante, vestido de azulgrana y desplegando un juego veloz, efectivo y vistoso durante los primeros veinte minutos, a uno le entraron dudas de cuál de los dos equipos era el Barcelona. Los de Valverde deambulaban por el césped, dormidos, noqueados, con una actitud diametralmente opuesta a la de hace tres semanas, cuando ganaron en el mismo escenario por un rotundo 0-5. Es la diferencia entre tener a Messi, Suárez, Rakitic, Alba y Piqué o darles descanso. Incluso Valverde estaba apático en la banda pero, claro, cada vez que miraba al banquillo debía lamentar tener a sus cracks frente a la tele en casa. No obstante, sobre el campo estaban los dos fichajes más caros de la historia del club. Dembélé (145 millones de euros) aún lo intentó y generó alguna jugada de peligro, pero a Coutinho (160 millones) aún se le espera. Y no solamente en el Ciutat de Valencia sino desde que estampó su firma en el multimillonario contrato con el club azulgrana. El gol no salva su actuación y la paciencia se empieza a agotar con el brasileño. Valverde confía en la cantera Le costó veinte minutos al Barça entrar en el partido y cuando lo hizo ya perdía 2-0. Sin cabeza y poco ordenado, Arturo Vidal aportó el orgullo y el corazón con el que tratar de marcar el camino a sus compañeros. Confió Valverde en la cantera que tanto le reclaman desde el entorno culé, pero entendió que si quiere estar en el sorteo de cuartos no puede hacer demasiadas concesiones. Miranda fue el primer sacrificado. El lateral se quedó en las duchas y señalado por el técnico. El segundo, Chumi. Entró Lenglet y se acabaron los experimentos. Los últimos minutos fueron un intento a la desesperada de conseguir un gol y llegó con el penalti, pero fue el segundo disparo entre los tres palos en toda la segunda parte. Y así es difícil.
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