Cerrado por incompetencia

Resulta complicado encontrar una palabra que por sí misma describa con suficiente precisión lo que ha supuesto para Lugo el actual mandato de Lara Méndez en la alcaldía. Catástrofe, por ejemplo, sería un término inexacto. E injusto. En algunas materias, demasiadas, se quedaría corta esa evaluación. Muy corta. Una de las claves que resume este mandato es la desidia con la que el equipo de gobierno socialista afronta todos los problemas que van surgiendo en la ciudad. Un ejemplo. Los vecinos de las calles Lamas de Prado y Aquilino Iglesia Alvariño denunciaron, preocupados tras lo ocurrido con el pequeño Julen en Totalán, que en la finca donde se ubicó el antiguo matadero de Abella, una zona frecuentada por niños para jugar, había varios pozos sin tapar. Esta semana el Concello cerró tres de esas arquetas. ¿Cómo? Con una valla y una piedra. El propietario de una parcela colindante tapió otras tres. ¿Cómo? Con cemento. No hay más preguntas, señoría. Es cuestión de desidia y también de negligencia. Para solucionar un problema con el suministro de agua a las casetas del pulpo, en pleno San Froilán, se levantaron varios tramos de acera en la Rúa Frei Plácido Rei Lemos. Tres meses despues, la zanja sigue abierta. Esta semana explicó el ejecutivo local que en breve se licitará la renovación de la red de abastecimiento en ese tramo. En breve. Después se adjudicará. Y algún día seguramente se efectuará la obra. Algún día. La incompetencia del equipo de gobierno aboca a la ciudad a la parálisis. Y al caos. Lara Méndez lleva media docena de intentos para nombrar jefe de la policía. Dos en cuatro horas. Todos fracasados. Y, mientras, los ciudadanos siguen condenados a esperar sine die por permisos que necesitan la firma de ese mando. Sin esa rúbrica, por ejemplo, no se puede reparar una fuga de aguas residuales detectada hace casi tres meses en la Avenida Marqués de Ombreiro. Una fuga que, además de un olor nauseabundo, provoca filtraciones en un garaje y vertidos en un parque infantil. Estupendo. Lugo está sin mando policial y también sin bomberos. De las 54 plazas, solo 37 están cubiertas. Sin jefe desde septiembre. Solo un turno tiene mando. La última promoción interna fue a finales de los noventa. Y así todo. El PP denunció que en el servicio de aguas por la tarde a veces solo hay un trabajador. El otro día el operario que atendía una avería en O Ceao tuvo que pedir ayuda a los viandantes para levantar una tapa de alcantarilla para cortar el agua. Fabuloso. Gestionar no es lo suyo. No se le da bien. La oposición ha denunciado hasta la saciedad que cientos de facturas se vienen abonando con reparos de legalidad del interventor. El Concello acumula decenas de contratos de servicios caducados. Decenas. Ciudadanos calcula que la mitad han expirado. Algunos hace años. La grúa o la ayuda a domicilio, entre otros muchos. Magnífico. En realidad, todo es un despropósito. El PP ha denunciado que la empresa que explota la publicidad en soportes de propiedad municipal tiene el contrato caducado desde 2016. Los populares calculan que desde entonces esa compañía ha facturado más de millón y medio de euros, pero no ha pagado nada al concello. Añaden que los funcionarios advirtieron de la situación al menos en cuatro ocasiones al equipo de gobierno. Es el último escándalo. Antes había trascendido que la concesionaria de un aparcamiento público lleva 8 años también sin pagar. Extraordinario. Resulta evidente que Lara Méndez y su equipo no son capaces de gestionar una administración local. Al principio del mandato suspendieron el sistema ORA. Julio de 2015. Se dijo que la suspensión era temporal, pero no matizaron qué entienden por temporal. El tema sigue estancado tres años y medio después. El gobierno local debería colgar un cartel de cerrado. «Cerrado por incompetencia» como ha sugerido esta semana la portavoz de Lugonovo. Lo que parece olvidar Cristina Pérez y el resto de los grupos de izquierda es que ellos son tan responsables como el equipo socialista. Sus votos auparon a Méndez a la alcaldía, lo que los convierte en cómplices necesarios de la catastrófica gestión que ha sufrido la ciudad durante este calamitoso mandato.

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