
El Barcelona se presentó en Getafe de rosa peladilla, con la posibilidad de alejarse aún más de sus principales perseguidores en la clasificación, sobre todo del Madrid, que acababa de perder contra la Real en casa. Rakitic empezó infiltrado entre los centrales para crear superioridades ante el 4-4-2 del Getafe, muy reactivo, nada propositivo, un equipo que necesita a un rival para hacer algo porque si jugara solo se haría daño. Pese a ello empezó marcando, aunque su gol fue anulado por una muy discutible falta de Ángel sobre Lenglet. De hecho, fue una falta que no existió, y por lo tanto la decisión de Guillermo Cuadra Fernández fue equivocada y perjudicó gravemente a los locales. El VAR, con Hernández Hernández al frente, no pudo intervenir porque el colegiado no es que anulara el gol sino que pitó una falta previa que invalidaba lo siguiente. Mal inicio de Cuadra Fernández, joven -31 años- y principiante: nunca antes le había pitado un partido al Barça. Y mal partido en general, jugadas absurdas, una grotesca y comprometida cesión de Arturo Vidal a Ter Stegen, bronca, faltas, amonestaciones, todo mucho más como lo quería el Getafe que el Barça, a los que Sus Majestades los Reyes de Oriente se le aparecieron en forma de árbitro para regalarle un gol anulado que era gol y no falta. Pero hasta en las situaciones menos practicables Messi es Messi y pocos segundos antes del minuto veinte, apareció el argentino para fabricarse él solo una jugada entre rechaces y recuperaciones, y una contundencia física admirable, y conseguir el primer gol de su equipo y calmar el partido. En la jugada siguiente, también Messi le filtró una deliciosa asistencia interior a Suárez que el uruguayo cazador no supo aprovechar. En el 25, Piqué remató a bocajarro pero David Soria -el segundo portero menos goleado de la Liga, 14 goles en 18 partidos- respondió con un paradón increíble. Soria estaba manteniendo a su equipo a flote con varias paradas de mérito, aunque ninguna tan espectacular como esta última. Alba, que ya tenía una amarilla por una fea falta, no paraba de protestar al árbitro, jugándose la expulsión por una estupidez. Cuadra Fernández empezaba a cansarse de que sobre todo los jugadores del Barcelona abusaran de su condición de novato. Los de Valverde alargaron sus posesiones y tomaron el control del encuentro. Lo más hermoso, lo más plástico lo vimos en el 38 cuando Suárez, desde la frontal del área, empalmó una volea para batir de un durísimo disparo a Soria. Precioso gol en el contexto de una primera mitad muy bien administrada por el Barça ante un rival muy complicado. No es fácil asentar tu autoridad contra el Getafe. Jaime Mata en el 42 logró el merecido 1 a 2, con la colaboración pasiva un poco de Piqué y bastante de Jordi Alba, justo antes de que también Alba casi se marca en propia puerta un gol, pero el balón acabó estrellándose en el palo derecho de Ter Stegen, que no encajaba un gol desde el 24 de noviembre. El Barcelona hacía lo que tenía que hacer, sí, pero el Getafe estaría como mínimo empatando si el árbitro no le hubiera perjudicado. Emoción hasta el final En la reanudación a Ángel se le escapó por milímetros el empate. Un error de Ter Stegen tampoco contribuyó demasiado a la calma. El Getafe iba a por el empate. Ambicioso Bordalás. Alba coqueteaba con la segunda amarilla y el árbitro se la perdonó tras unas manos clarísimas. Ter Stegen se recuperó de su error salvando con una mano soberbia un cabezazo de Cabrera. Lo pasaba mal el Barça, muy excitados los jugadores del Getafe. En el 66, Mata falló a puerta vacía tras haber hecho lo más difícil: el árbitro pitó fuera de juego pero el VAR lo habría desestimado porque no lo era. Busquets entró por Arturo Vidal para poner orden en un partido que el Getafe continuaba revolucionando. En el 75, fue Messi quien falló un uno contra uno frente a Soria, aunque también hay que reconocerle al portero el mérito de haberlo desbaratado. El Getafe no cesaba de intentarlo y sufrían los centrales del Barça con los delanteros locales. El Barça también llegaba pero David Soria lo paraba todo. Emoción hasta el final, sufrimiento, agonía. Con estas trabajadas, ásperas, incómodas victorias es como se ganan las Ligas.
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