Rafael Tegeo (Caravaca de la Cruz, Murcia,1798-Madrid, 1856) llegó a la capital para estudiar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. En su primera etapa, la pintura decorativa y el paisaje se convirtió en el eje de su trabajo. Después viajó a Roma, donde se empapó durante un lustro de los grandes maestros del Cinquecento y tomó referencias del Neoclasicismo tardío italiano. De este periodo destaca «La Virgen del Jilguero», recientemente adquirida por el Museo del Romanticismo. Gracias a ella, la institución rescató del olvido y la desidia histórica a este artista, tan desconocido como mal estudiado, a pesar de la importancia de su papel en la escena artística de su tiempo. Con la intención de reparar este agravio, el museo madrileño ha logrado reunir una treintena de sus obras, procedentes de instituciones como Patrimonio Nacional, el Museo Nacional del Prado o el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Entre ellas, destacan una selección de retratos, muchos de ellos al aire libre –aprovechando su faceta de paisajista–, que trasmiten una potente carga psicológica. «A pesar de vivir en la época de las apariencias, Tegeo se mantuvo al margen y fue capaz de captar la sensibilidad y los defectos en sus retratos», explicó el pasado martes, durante la inauguración de la muestra, una de las comisarias de la exposición Asunción Cardona. La contribución de Tegeo al cambio hacia la nueva sensibilidad romántica en la pintura española, durante la primera mitad del siglo XIX, fue fundamental. Tegeo se impuso en su época como uno de los retratistas de mayor fama en la imperante sociedad burguesa del romanticismo español. Todo ello, a pesar de su fuerte carácter y su marcada independencia, que no le hizo gozar precisamente del trato de favor de buena parte de la aristocracia. En la muestra se podrán ver algunas de sus obras más logradas dentro de este género. Entre ellas, destaca la pareja de retratos de Jacinto Galaup y María del Pilar Ordeig, donadas al museo. La maestría como retratista a la que llegaría Tegeo en los años cuarenta del siglo XIX se podrá ver en obras como «Niña sentada en un paisaje» o en el cuadro de «José Antonio Ponzoa y Cebrián». En 1846 fue nombrado pintor de cámara de la Reina Isabel II y, en este periodo como autor de composiciones históricas, realizó una de las obras más singulares que acoge esta exposición. La pieza en cuestión, encargo de Francisco de Asís de Borbón, es «Episodio de la conquista de Málaga». Perteneciente a las Colecciones Reales de Patrimonio Nacional, fue redescubierta en 1992 y, desde entonces, no se ha vuelto a mostrar al público. Tendrá un lugar destacado en una sala del museo consagrada a la pintura de Historia. Este monográfico sobre Tegeo, además de tener presencia en la sala de exposiciones del Museo del Romanticismo, ocupa, en forma de recorrido, los puntos principales de algunas de sus estancias. Una fórmula expositiva que permitirá confrontar las pinturas de este maestro con las obras de otros mejor conocidos y ya consagrados. Una forma de volver a colocar su figura entre los mejores, venciendo, por fin, los prejuicios del gusto de historiadores del arte y coleccionistas, que le relegaron al olvido. Museo del Romanticismo. San Mateo, 13. Hasta el 17 de marzo. Más información en https://ift.tt/Tnezvr
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