viernes, 30 de noviembre de 2018

La familia de Leticia Rosino reclama el endurecimiento de la pena para el asesino: «Es una alimaña»

El menor de Castrogonzalo (Zamora) acusado del asesinato y la violación de una vecina del pueblo, Leticia Rosino, de 32 años, confesó ayer los hechos enjuiciados durante su declaración en el Juzgado de Menores de Zamora. Ese órgano judicial fue el encargado ayer de acoger a puerta cerrada el juicio por los hechos ocurridos el pasado 3 de mayo. En la vista oral, que se prolongó durante una hora y cuarto, declararon peritos, forenses e investigadores pero no tuvieron que hacerlo los familiares de la víctima del feminicidio, a los que se ahorró el mal trago de responder como testigos y ver cara a cara al asesino debido a que la confesión del adolescente y los informes forenses y periciales no dejaron lugar a dudas sobre lo ocurrido. La investigación ratificada en el juicio concluyó que la tarde del 3 de mayo de este año, cuando Leticia Rosino salió a dar un paseo por las afueras de Castrogonzalo como hacía habitualmente, fue abordada de manera sorpresiva por el adolescente de 16 años cuando éste cuidaba un rebaño de ovejas. El chico arrastró a la víctima del feminicidio hasta una zona alejada del camino para consumar la agresión sexual, intentar estrangularla y golpearle en la cabeza con piedras de grandes dimensiones hasta matarla. Luego arrojó el cadáver por un barranco, donde fue encontrado al día siguiente, y entonces el acusado intentó incriminar a su padre antes de que, ante las evidencias recabadas por la Guardia Civil, confesara el crimen. Por esos hechos, tanto la fiscal de Menores de Zamora como la acusación particular solicitaron ayer la medida máxima que contempla la Ley del Menor: ocho años de internamiento en régimen cerrado y cinco de libertad vigilada. El abogado de la acusación, Miguel Ángel Martín Anero, reclamó además una indemnización de 226.000 euros y que durante el tiempo de libertad vigilada el acusado tenga prohibido acercarse a Castrogonzalo y Tábara, localidades en las que residen los familiares de Leticia Rosino. En el juicio, según detallaron fuentes presentes en la vista oral, los forenses determinaron que el joven tenía «plenas facultades mentales» cuando cometió el asesinato y la violación. También descartaron la posibilidad de que hubiera tenido las facultades cognitivas disminuidas y rechazaron igualmente que hubiera actuado movido por un arrebato de ira. Inicialmente, la defensa había dejado abierta la posibilidad de plantear esas atenuantes pero al término del juicio lo desestimó en función de lo manifestado por los peritos. Por ello, el abogado defensor no se opuso a la petición de penas del Ministerio Fiscal y la acusación. Antes de finalizar el juicio, el acusado hizo uso de su derecho al último turno de palabra para manifestar que estaba arrepentido y pedir perdón por el crimen y la violación. Un ser «aberrante» El juicio fue seguido con expectación por más de un centenar de familiares y amigos de la víctima que se concentraron a las puertas del Juzgado de Menores ante la imposibilidad de acceder al interior. Quienes sí pudieron subir a la sede judicial fueron los familiares más directos, como el joven que era su pareja y con el que vivía en Castrogonzalo o la madre de Leticia Rosino, Inmaculada Andrés, que al término del juicio sacó fuerzas de flaqueza para hablar con los medios de comunicación, reclamar que se haga verdadera justicia y expresar su «impotencia total» porque el asesino de su hija puede estar en la calle con 24 años. La reclamación del endurecimiento de las penas la manifestó también la suegra de la víctima, Clara Feliz, que censuró que al acusado se le proteja por ser menor cuando en realidad es «una alimaña» y «un ser tan aberrante que viola dos veces y asesina». Al término de la vista oral, el menor utilizó el turno de palabra para pedir por primera vez perdón por el crimen El portavoz de la familia y tío de la víctima, Santiago Andrés, lamentó que cuando el acusado salga a la calle tras cumplir el periodo de internamiento lo haga con su expediente limpio, ya que al ser menor no se le imponen penas sino medidas de reinserción y por lo tanto no figuran como antecedentes penales. Por ello, anunció que impulsarán la creación de la Fundación Leticia Rosino que buscará cambiar éste y otros aspectos, como las penas máximas para los menores que cometen delitos graves al considerar que ocho años es poco tiempo para casos como el del crimen de Castrogonzalo. Ese pensamiento lo compartió con la madre de Sandra Palo, Marimar Bermúdez, que se desplazó ayer a Zamora para arropar a la familia de Leticia Rosino, cuyo asesinato tiene similitudes con el que acabó con la vida de su hija hace quince años, ya que los autores también fueron menores y también hubo agresión sexual. «Cambio de la Ley ya» Desde primera hora de la mañana, antes de la llegada del acusado, a la entrada al edificio que alberga el Juzgado de Menores de la ciudad se concentraron más de cien personas llegadas de Tábara y Castrogonzalo para clamar justicia con carteles en los que se leían frases como «no es menor, es un asesino», «Justicia por Lety» o «Cambio de la Ley del Menor ya». A la llegada del menor al juzgado se vivieron momentos de tensión, algunos de los manifestantes lograron romper el cordón policial y uno de ellos fue sujetado cuando estaba a punto de dar alcance al acusado con la intención de agredirle. El menor de Castrogonzalo no se libró de escuchar los gritos de «asesino» y de pasar por delante de los carteles que le increpaban por lo que había hecho, aunque el momento fue fugaz, puesto que rápidamente fue conducido a la cuarta planta del edificio, donde se ubica el juzgado, y a la salida la policía lo condujo por una puerta trasera.

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