Marta Ortega luce un cuarto vestido en la fiesta de Casas Novas

Ha sido una de las mejores bodas de los últimos años. 48 horas de celebración, tres escenarios diferentes, más de 400 invitados y Coldplay como broche de oro al enlace de Marta Ortega y Carlos Torretta. No se puede pedir más. Lo cierto es que si le hubieran dicho cómo quería que fuese la boda de sus sueños, probablemente se hubiese quedado corta a la hora de describir lo que quería. Todos los asistentes, ya de regreso a sus hogares, se quedaron embelesados con lo que vivieron en la ciudad de La Coruña, a lo que se le añadió el buen tiempo que hizo durante todo el fin de semana. Aunque sin duda la noche que más sorpresas deparó fue la del sábado, día en el que se celebró una cena de gala en el club hípico Casas Novas, centro que construyó Amancio Ortega para que su hija continuase con su pasión por los caballos. El centro se convirtió en una especie de lugar mágico en el que todo podía pasar, desde las actuaciones de Coldplay, Norah Jones y Jamie Cullum, pasando por una decoración que emulaba un bosque atlántico hasta degustar las delicias del gran Albert Adrià, que sedujo a todos con sus creaciones. Aunque no fueron las únicas sorpresas de la noche. La heredera de Inditex sorprendió a sus invitados con un espectacular cuarto vestido. Tras cenar y abrir el baile con Carlos Torreta a ritmo de la canción «Yellow» de Coldplay», Marta Ortega se quitó el vestido largo plateado, con escote delante y en la espalda para enfundarse en otro diseño de Valentino en color rosa. Ver esta publicación en Instagram Marta. Wedding Party. 4am. “En la noche del huerto seis gitanas vestidas de blanco bailan. En la noche del huerto, coronadas con rosas de papel y biznagas. En la noche del huerto sus dientes de nácar, escriben la sombra quemada. Y en la noche del huerto sus sombras se alargan, y llegan hasta el cielo moradas.” Danza, Federico García Lorca @marta_o_p Una publicación compartida de Pierpaolo Piccioli (@pppiccioli) el 18 Nov, 2018 a las 11:24 PST Era el vestido para mover las cederas y desmelenarse en la fiesta posterior que duró hasta altas horas de la noche.

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