
Un estudio realizado por investigadores de la ULL, Gobierno de Canarias y Cabildo de Tenerife pone de relieve que las mieles artesanales que se comercializan en determinadas zonas de las islas presentan niveles altos de metales que obliga a consumirlas sabiendo que son ricas en potasio y aluminio. Así, 161 mieles artesanales analizadas tienen trazas de aluminio, boro, bario, calcio, cadmio, cobalto, cromo, cobre, hierro, potasio, litio, magnesio, manganeso, molibdeno, sodio, níquel, plomo, estroncio, vanadio y zinc. La investigación, a la que ha tenido acceso ABC, la ha elaborado Saray Díaz, Soraya Paz, Carmen Rubio, Ángel J. Gutiérrez, Dailos González-Weller y Consuelo Revert, Antonio Bentabol y Arturo Hardisson. Pertenecen a los centros de Toxicología de la Universidad de La Laguna, inspección del Servicio Canario de Salud y Casa de la Miel del Cabildo de Tenerife. Como todo en la vida, se trata de elementos naturales. Para los expertos canarios, el contenido de metales de las mieles está relacionado con los niveles que hay en el medio ambiente. No debe existir motivo de preocupación. Por ello, dada la importancia de la miel en la dieta humana y al aumento de la contaminación ambiental, se hizo necesario determinar el contenido de metales en la miel para evaluar el riesgo toxicológico derivado de su consumo. No debe existir motivo de preocupación. Potasio El objetivo de este estudio científico fue determinar el contenido de 20 metales en diferentes muestras de miel artesanal de Canarias para así evaluar el consumo. El potasio fue el elemento encontrado con mayor concentración así como el boro. El metal tóxico más abundante en las mieles de Canarias analizadas fue el aluminio con 3,33 mg por kilo de miel seguido del plomo(0,040 miligramos por kilo y cadmio, con 0,002 miligramos por kilogramos. Un consumo medio diario de 25 gramos de miel, de acuerdo con los datos del estudio, publicado el pasado mes de octubre, implica que el cuerpo incorpra 2,92% de plomo, es decir, una carga notable. Sin embargo, el consumo de miel no implica un alto consumo de metales y, por lo tanto, representa un riesgo para la salud de hombres y mujeres adultos reducido. En 2005, investigadores del departamento de Química Analítica, Nutrición y Bromatología de la Universidad de La Laguna hizo público un estudio donde se determinaba que era posible saber la procedencia geográfica de varios tipos de miel analizando su contenido en minerales. En el trabajo se analizó el contenido de 116 mieles, 81 de origen de Canarias. Los metales más comunes eran: hierro, cobre, zinc, magnesio calcio y estroncio, potasio, sodio, litio y rubidio. El análisis de componentes principales y el análisis de agrupamientos revelan que las mieles canarias se caracterizan por su contenido en sodio, potasio, estroncio, magnesio, calcio y cobre, y el análisis discriminante y la regresión logística permiten distinguir entre las mieles canarias y las que no los son en base a su contenido mineral. El equipo que investigó sobre las mieles entre 2002 y 2003 lo dirigió Juan José Arias León y los también doctores Jiménez Moreno, Jiménez Abizanda, Hernández Torres y García Fraga.
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