miércoles, 18 de septiembre de 2024

El Girona se ahoga en la orilla del Sena

No debe ser sencillo jugar por primera vez la Copa de Europa. Menos aún si nunca antes has pasado por una competición continental de menor rango. Y aún todavía más complicado si solo has estado en cuatro ocasiones en Primera, cinco si contamos ya esta temporada. Gazzaniga lo vivió ayer en primera persona. Fue el mejor hasta el 89, que se le coló un centro de Nuno Mendes por debajo de su brazos y sus piernas. Epílogo cruel para un Girona muy digno en París . Con los ultras fuera del Parque de los Príncipes, sancionado todo su fondo por su tifo de mal gusto en la vuelta de semifinales de la Champions la pasada temporada ante el Borussia, y un PSG con el parabrisas activado desde el segundo uno, la primera parte del PSG-Girona pasaba perfectamente como método de tortura. Claro, para el equipo catalán era el decorado perfecto. Ya saben. No news, good news. Es plan somnífero ver un encuentro del equipo parisino. Luis Enrique sigue estacando en ese fútbol de hace diez años en el que te daban cupones descuento para el Mercadona cuanto más tiempo sobaras la pelota. Es como si en el área del rival hubiera tiburones. Prohibido pisarla, como en el balonmano. Era Gazzaniga el portero del Girona, como de costumbre, pero podía haber sido perfectamente Stuani. Ni un disparo a puerta en 45 minutos del PSG. Solo un par de internadas de Dembélé, acabadas como de costumbre en él, fuera del estadio . Pasan las temporadas y no sabemos si Ousmane es carne o pescado. Claro que acumular tanta posesión de balón es un modo de defenderse, de evitar que el rival te de sustos, pero esa propuesta en tu estadio y ante un debutante en la competición es, como mínimo, decepcionante. No parece tan raro que los derechos de la liga francesa tardaran en venderse y acabaran haciéndolo a precio de saldo. Frustrante es también ver al actual Marco Asensio . Desde que se destrozase la rodilla en el verano de 2019 nunca volvió a ser el que fue, pero de falso nueve es un futbolista transparente, además de frágil. No hay temporada en la que no se lleve al expediente un par de lesiones musculares. Este miércoles se fue en el minuto 39 dolorido en el isquio de su pierna derecha. Del Girona, valentía a la hora de tener el balón y un Bryan inteligente, abandonando la banda y ocupando posiciones centrales para generar zozobra en el sistema de Luis Enrique y superioridad en la circulación del Girona. Quizás le faltó algo de más osadía para mirar hacia Safónov, el sustituto del lesionado Donnarumma, pero la puesta en escena fue meritoria . No sufrió ni una sola ocasión de gol y tuvo la personalidad que demandaba el escenario y la competición. Pocos peros se le podían poner. Del vestuario, el Girona podía salir con el pecho henchido, pero sin presumir. Era imposible que el PSG igualara la calamidad de primera mitad y el físico podía tener un impacto importante conforme pasaran los minutos. Así fue. Lo que pocos esperaban es que el equipo gerundense fuera el causante del cambio de guión. Los de Míchel se fueron arriba en los primeros diez minutos y dispusieron de una buena llegada con patada al aire de Van de Beek y de un cabezazo de Stuani despejado por Safónov. Pienso para los franceses. Irse arriba tenía como daño colateral destaparte la manta por abajo, y con espacios es cuando más daño hace el PSG. Y, también, Dembélé, aunque en lugar de una bota tenga una escopeta de feria en cada uno de sus pies. En el 63, un zurdazo lo sacó de la misma escuadra Gazzaniga, pero cinco minutos antes dispuso de una ocasión mucho más clara, en ataque no finalizado por el Girona que generó un contragolpe letal para el PSG. Dembélé cogió el balón desde la zona del círculo central de su propio campo, sin nadie por delante. Carrera en línea recta en la que fue perdiendo la ventaja respecto a Krejic por su irregular conducción del balón, que exprimió hasta casi el área pequeña, momento en el que el central checo le rebañó el esférico. Se jugó la segunda amarilla, la roja y el penalti, pero se llevó el premio por atrevido, justo lo contrario que Ousmane. Jugada fotocopia a la de aquel Barça-Liverpool de 2019 que aún recuerda Messi en sus peores pesadillas. Es imposible tomarse en serio a este jugador. Los cambios le dieron un impulso al PSG, y la obligación de ganar, también. Kolo Muani tuvo dos clarísimas. Una con la cabeza, otra con el pie derecho. Ambas dentro del área y ambas con la pelota por línea de fondo. Hakimi fusiló el balón a dos metros de Gazzaniga, pero lo hizo al cuerpo. Hasta el fatídico minuto 89. El Girona murió en la orilla del Sena .

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