Ha sido el deportista más silbado en los Juegos Olímpicos de París. Ni siquiera los argentinos, abucheados constantemente debido a la rivalidad creciente con Francia, lo han ganado en el silbómetro. El pívot Joel Embiid , una de las estrellas de la selección de baloncesto de Estados Unidos, se ha convertido en el enemigo (deportivo) número uno para los franceses, aún más teniendo en cuenta la final de este sábado entre los 'Bleus' de Vincent Collet y la actual versión del Dream Team , liderada por Lebron James, Stephen Curry, Kevin Durant y el mismo Embiid. Los franceses no le perdonan a la estrella de los Philadelphia 76ers todo su folletín con las nacionalizaciones de cara a estos Juegos. Nacido en Yaundé (Camerún), Embiid , de 30 años, tiene raíces familiares en Francia. Lo aprovechó para referirse desde 2018 a la posibilidad de que lo nacionalizaran francés y así jugar con el equipo anfitrión los Juegos de París. «Tras hablar con la Federación Francesa de Baloncesto, he tomado mi decisión. Quiero efectuar los trámites para obtener la nacionalidad y que me seleccionen con los Bleus», aseguró el jugador en una carta enviada al presidente Emmanuel Macron en el otoño de 2021. Fue prácticamente un dicho y hecho. Apenas ocho meses después de esa misiva, le dieron la nacionalidad francesa en julio de 2022. Pero mientras la Federación y los aficionados galos se ilusionaban con un juego interior de ensueño con Embiid, Rudy Gobert y la promesa entonces en ciernes Victor Wembanyama , el MVP de la temporada regular 2022/23 empezó a negociar con los responsables del 'Team USA' su incorporación a las filas del conjunto de Steve Kerr. En octubre del año pasado, finalmente, se anunció que daba la espalada a Francia y jugaría con Estados Unidos. Estas idas y venidas de este jugador con tres nacionalidades (camerunesa, francesa y estadounidense) disgustaron a los locales. Hasta el punto de que no pararon de silbarlo durante la fase de grupos en Lille y en los cuartos y semifinales en París. Ante la hostilidad de los aficionados, quienes aplauden a las otras estrellas del Dream Team, el pívot reaccionó de manera chulesca y provocativa. Incluso protagonizó algunos momentos ridículos. Por ejemplo, el 3 de agosto, cuando solo quedaban 17 segundos para que concluyera el Estados Unidos-Puerto Rico (104-81) en la última jornada de la fase de grupos, se puso las manos en las orejas ante los silbidos del público y lanzó un triple desde cerca de medio campo que no tocó ni aro. A Embiid le va la marcha y así lo demostró el viernes con sus declaraciones que caldearon aún más el ambiente. En la rueda de prensa previa a la final, ha quitado hierro a su proceso para obtener la nacionalidad francesa. «He pasado la mitad de mi vida en Estados Unidos y la otra mitad en mi país, Camerún. (…) Es como si solo hubiera dos opciones para mí. Como dije desde el principio, todo el mundo sabe que, si Camerún se hubiera clasificado, quizás hubiera tomado otra decisión. Pero tengo una familia, amigos y he logrado tantas cosas en Estados Unidos». No hay ninguna duda de que le caerá una pitada monumental en la final (a partir de las 21h30 ), en que puede ser uno de los jugadores destacados. Tras una floja fase de grupos —parecía más pendiente de los rifirrafes con el público—, se entonó en cuartos con 14 puntos en 12 minutos ante Brasil y fue decisivo el jueves en la remontada ante Serbia (95-91), siendo el segundo máximo anotador de su equipo con 19. Ante Francia, curiosamente, se enfrentará a un peligroso juego interior que en los partidos decisivos no han liderado los NBA Wembanyama y Gobert, sino dos jugadores de la Euroliga: Guerschon Yabusele (Real Madrid) y Mathias Lessort (Panathinaikos). Ellos tendrán la misión, en principio difícil, de aguar la fiesta al archienemigo de los locales.
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